La sequía obliga a ganaderos de lácteo y de vacuno a sacrificar o vender animales
La falta de agua y el encarecimiento, sobre todo de los piensos, amenazan la viabilidad de muchas granjas
Los efectos de la sequía se extienden como una mancha de aceite e impactan directamente sobre la actividad ganadera. La combinación de falta de precipitaciones, encarecimiento de insumos como la electricidad y, sobre todo, de los piensos y otras materias primas para la alimentación ... animal está conduciendo a muchos productores lácteos y de vacuno de carne de toda España a vender o sacrificar animales para mantener la rentabilidad de sus explotaciones. Un fenómeno que todavía no se refleja en las estadísticas oficiales. Según la última encuesta de sacrificio de ganado, entre enero y junio en bovino (vacas y toros) registra un aumenta del 6,83% respecto al mismo periodo de 2021 frente al 1,11% más en porcino. En cualquier caso, una eventual reducción de la cabaña ganadera puede llegar a comprometer actividades como el cuidado de los montes en el caso de la ganadería extensiva.
«Tengo 200 animales menos en la explotación por la sequía», apunta Juan Manuel Sánchez de la Mano en conversación con ABC quien además se ha visto obligado a vender terneros sin llegar a su máximo rendimiento. Para este ganadero de la localidad madrileña de El Molar, el pasado 13 de agosto supuso una sorpresa desagradable: «No había agua suficiente en los sondeos que tenemos bajo tierra», comenta en referencia a uno de los pozos subterráneos que dan de beber a los entre 600 y 650 terneras de engorde, que tienen en la explotación compartida con sus hermanos junto a dos trabajadores más. A su cargo tiene también 50 vacas dedicadas a la producción de carne, que durante el año pastan en la dehesa municipal. En ambos casos han notado el encarecimiento de la alimentación animal. «La paja se ha encarecido más del 42% y el forraje de avena en rama, ha subido un 50%, comenta Sánchez a quien tampoco le compensa el ligero alza del precio de la carne - en 1 o 1,20 euros por kg - y pone sus esperanzas en el consumo navideño.
Con cifras de abril, el Índice General de Precios pagados por los bienes y servicios agrarios del Ministerio de Agricultura ya estimaba que los precios de los alimentos para el ganado se habían disparado un 37,71% en los 12 meses anteriores. Pero, ¿cuál es el peso que tiene en España la alimentación animal? Según datos recogidos por la Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos para Animales (Cesfac) en 2020 se produjeron 37,68 millones de toneladas de piensos. Esto incluye también el destinado a animales de compañía, equinos y peces, entre otros. Si nos centramos en alimentación al ganado (porcino, bovino, ovino/caprino y avicultura) la cifra cae a 35,29 millones de toneladas. Esto le coloca entre los principales productores del mundo, aunque a mucha distancia gigantes como China y Estados Unidos aunque por delante de Alemania o Rusia. De igual modo, España pasa por tener la mayor producción industrial de la Unión Europea (UE) en piensos compuestos (bovino, porcino, aves y otros) con 25,56 millones de toneladas (2021). Le siguen Alemania (2,21 millones) y Francia (20,60 millones de toneladas).
Desde Cesfac, su director general Jorge de Saja, reconoce el recurso al sacrificio de animales, especialmente entre productores de vacuno y ovino de leche. Sin embargo, matiza que «el sector lleva casi 4 años perdiendo dinero y en una situación apurada». En su opinión, «el buen precio de la carne vieja (la proveniente de hembras con más de 5 años de edad) impulsada por el incremento de la demanda de la hostelería» ha animado a productores lácteos a buscar por esta vía de más rentabilidad. En este sentido, no descarta que haya variaciones en las cabañas de algunas ganaderías.
De Saja lanza un mensaje de tranquilidad sobre la disponibilidad de materia prima: «Nuestras previsiones de producción de piensos anteriores al verano se mantienen , repitiéndose más o menos lo producido en 2020», asegura el director general de Cesfac.
Cambio de vida
La actual sequía ha empujado a Carles Comorera, propietario de una granja ecológica con varios cientos de terneros de engorde en Martorell (Barcelona), a finalizar con 100 años de tradición familiar como productores de leche. «Solo el año pasado registramos un 10% de pérdidas, unos 150.000 euros. y 200.000 euros en 2020», explica este ganadero quien llegó a tener 470 vacas y 8 trabajadores a su cargo, de los que 6 tuvieron que ser despedidos. «Cuatro de ellos ya tienen contratos nuevos y dos están cobrando una prestación», comenta.
Como su homólogo madrileño, materias primas para la alimentación animal como la soja se han disparado hasta un 100%. ¿Ha recibido algún tipo de apoyo? Comorera reconoce que «hay ayudas a nivel europeo y autonómico» para ayudar a la transición hacia lo ecológico. «Junto con una buena PAC nos acercamos a cubrir gastos», concluye este ganadero catalán.
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