Récord de huelgas a las puertas de las elecciones vascas
La mitad de las movilizaciones laborales de 2023 en España tuvieron lugar en el País Vasco
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
Una negociación 'in extremis' plagada de órdagos y golpes en la mesa puso fin en la madrugada del martes al conflicto laboral de la educación concertada del País Vasco. Los trabajadores aceptaron desconvocar las cinco jornadas de huelga previstas en febrero, que venían a unirse a otras 14 que ya habían tenido lugar desde que arrancó el curso. Lejos de ser una excepción, los conflictos laborales se han multiplicado exponencialmente en la Comunidad Autónoma Vasca conforme se acerca el fin de la legislatura.
No es ninguna novedad que el País Vasco esté a la cabeza de la conflictividad de España. Desde que hay registros ha acumulado un cuarto de las movilizaciones que se convocan en el conjunto del país. Sin embargo, este 2023 la cifra de huelgas ha crecido hasta alcanzar las 273; es decir, prácticamente la mitad de las 588 convocatorias que se registraron en toda España. Según los datos del Consejo Vasco de Relaciones Laborales, las secundaron 54.475 personas y se dejaron trabajar 142.631 jornadas.
El Gobierno vasco estima que esta conflictividad reciente tiene un coste de 150 millones de euros, un impacto diez veces mayor que el que sufre Cataluña y 35 veces superior al de Madrid. Los sindicatos lo achacan a que 2023 fue un año marcado por la inflación y que se generaron «grandes conflictos» que movilizaron a muchos trabajadores para intentar preservar su poder adquisitivo. Citan, como ejemplo, el conflicto que vivió el sector del metal en Vizcaya, a cuyo convenio están acogidas la mayoría de empresas de ingeniería. El conflicto duró varios meses, fue necesaria la mediación del Gobierno vasco y solo se resolvió cuando la patronal se avino a aceptar una subida salarial del 15% hasta 2025.
No han sido los únicos. Funcionarios, profesores, conductores de autobús, sanitarios… El País Vasco también ha vivido una huelga feminista ampliamente secundada el pasado año. Había días que incluso coincidían varias manifestaciones en el centro de Bilbao. El alcalde de la capital vizcaína, Juan Mari Aburto, incluso llegó a proponer que las movilizaciones se realizara «por la acera» ante las constantes quejas de los vecinos de la ciudad. De hecho, según una encuesta reciente elaborada en el contexto electoral para 'El Correo', el 48% de la ciudadanía vasca cree que la acumulación de huelgas daña la imagen de la comunidad autónoma.
Razones de la mayor conflictividad
El investigador de la Universidad del País Vasco Jon las Heras defiende en sus investigaciones que la razón fundamental de la mayor conflictividad del País Vasco radica en la «diferencia sindical» que existe. Frente a los grandes sindicatos, hay otros de corte nacionalista, con ELA a la cabeza, que han visto en fomentar la «confrontación» una forma eficaz de mejorar las condiciones laborales.
No obstante, desde el Gobierno Vasco no dudan en ver, además, intenciones políticas en las últimas convocatorias. Creen que no es casualidad que la conflictividad laboral se haya incrementado hasta niveles nunca vistos conforme se acercan las elecciones autonómicas, aún sin fecha. El lehendakari, Iñigo Urkullu, incluso ha llegado a sostener que detrás de las huelgas hay «intereses políticos» y ha criticado enérgicamente que se proyecte una imagen de «conflicto continuo» que daña la «estabilidad y seguridad jurídica» de las empresas. En su intervención en el último Alderdi Eguna (día del partido) criticó abiertamente los «liderazgos que se enorgullecen» de que el País Vasco sea líder en huelgas. «Es la crítica y la huelga por la huelga, por intereses políticos», añadió en una clara alusión a EH Bildu.
Y lo cierto es que los de Otegi están capitalizando buena parte de ese descontento social y han apoyado abiertamente muchas de las movilizaciones. Incluso se sumaron a la huelga general feminista del pasado 30 de noviembre. Mikel Lakuntza, secretario general de ELA, sindicato nacionalista que ha liderado el 70% de las convocatorias, se jactó hace unos días de su estrategia de conflictividad. «A más huelgas, más y mejores convenios». Por lo que pueda pasar en los próximos meses, el sindicato ha anunciado un incremento en la caja de resistencia para los huelguistas hasta los 1.389 euros.
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