La fuerte subida de los carburantes provoca el ‘boom’ de las gasolineras automáticas
Este sector defiende la calidad de sus combustibles y critica las trabas burocráticas de varios ayuntamientos

Las gasolineras automáticas, aquellas que tienen al menos un empleado durante determinadas horas del día , se están consolidando y extendiendo en nuestro país, sobre todo en los últimos meses por la fuerte subida de los precios de los carburantes, que se han encarecido ... entre un 25 y un 30% en un año.
Actualmente hay casi 1.300 gasolineras automáticas, un 45% más que antes de la pandemia, y alcanzan el 13% de cuota de mercado. Solo las tres grandes compañías de este sector, Petroprix, Ballenoil y Plenoil, vendieron en total el año pasado más de mil millones de litros de gasolina y de gasóleo, con una rebaja de entre 10 y 15 céntimos de euro respecto a los precios medios del resto de operadores. La facturación conjunta de estas empresas superó los mil millones de euros.
Y eso que los clientes de estas estaciones de servicio son solo automóviles y pequeñas furgonetas , ya que, según la legislación, tienen un límite de 75 litros por repostaje, lo que no resulta atractivo para vehículos de mayor tamaño como camiones y autocares, cuyos depósitos pueden superar los mil litros.
Desembarcar en Portugal
Petroprix abrió su primera gasolinera en 2013. Con capital español, sus socios procedían del sector renovable y mantienen la sede de esta empresa familiar en Martos (Jaén). El año pasado cerraron con 110 estaciones de servicio (21 más que en 2020) y prevén alcanzar las 145 en 2022, según afirma su consejero delegado, Manuel Santiago. En pocas semanas inaugurarán su primera gasolinera en Madrid capital, concretamente en Carabanchel, y esperan abrir cuatro o cinco en Portugal a finales de este año.
Petroprix facturó en 2021 unos 360 millones de euros y vendieron 375 millones de litros . Santiago comenta a ABC que la inversión media en las nuevas estaciones de servicio es de unos 300.000 euros, normalmente con el suelo de la misma en régimen de alquiler. José Rodríguez de Arellano, consejero delegado de Plenoil, afirma que «no compramos el suelo porque nuestro negocio no es el inmobiliario». En su caso, la inversión media es de medio millón de euros.
La compañía madrileña Plenoil abrió su primera gasolinera a finales de 2015 tras constituir una sociedad varios socios, como Leopoldo Pérez Villamil (procedente del grupo Bergé), Domingo de Torres (Acotral) y el propio Arellano (distribución).
El año pasado tenían 104 gasolineras tras inaugurar 39. A finales de este año esperan contar con 160. En 2021 vendieron 327 millones de litros de carburantes y en 2022 quieren alcanzar los 550 millones. «Nuestra filosofía es vender al mejor precio posible utilizando las nuevas tecnologías», afirma Rodríguez de Arellano.
Ballenoil dio el primer paso
Ballenoil surgió en 2010 «como la idea de dos emprendedores ante un problema de competencia en el mercado. Adaptaron un modelo muy extendido por Europa, pero que no tenía presencia en España. El objetivo era hacer más eficiente el servicio de las estaciones y mejorar el mercado de cara al consumidor», subrayan.
Después de doce años, superan ya la barrera de las 170 estaciones. El ejercicio pasado vendieron 334 millones de litros, un 42% más que en 2020. Este año prevén abrir otra veintena de gasolineras, según explican.
Uno de los temas que más se ha cuestionado de estas gasolineras automáticas, sobre todo desde los operadores tradicionales (Repsol, Cepsa, BP, etc.) es el de la calidad de los carburantes que venden. «Todos cargamos en Exolum –antes CLH–; ofrecemos los mismos combustibles que Repsol, pero sin anuncios» , afirma tajante Manuel Santiago, CEO de Petroprix. «El año pasado repostaron en nuestras gasolineras dos millones de automóviles diferentes, lo que desmiente cualquier afirmación en ese sentido».
Rodríguez de Arellano coincide en que «todos los productos salen de Exolum» y apunta al oligopolio (Repsol, Cepsa, BP....) de los mensajes que cuestionan la calidad de sus productos.
En Ballenoil afirman que «hace tiempo que ya no son notorias estas dudas; por lo menos es lo que percibimos en Ballenoil. Los clientes nos siguen desde hace años y nos tienen como su gasolinera de referencia. Gracias a las campañas que hacemos y a la inversión que hemos realizado en mejorar nuestros carburantes con aditivos de última generación, estamos haciendo que los conductores reconozcan nuestros productos como los de las marcas internacionales». Y añaden que «ahora que estamos experimentando un gran aumento de clientes hay muchos que tienen dudas sobre el funcionamiento de la estación. Por esta razón, hemos reforzado la formación de nuestros empleados en las estaciones para resolver todo tipo de dudas, como por ejemplo, con el nuevo sistema de pago DNI&GO que actualmente es único en el mercado».
Automáticas, pero con empleados
Plenoil tiene una plantilla de 300 personas y cuenta con la presencia de un empleado durante más de diez horas al día (entre las 8 y las 20 horas), todos los días de la semana, en cada gasolinera. Ballenoil, con 280 trabajadores , tiene una estructura comercial parecida.
Petroprix, con 200 empleados , solo tiene trabajadores en determinados horarios y, sobre todo, en aquellas estaciones de servicio con más ventas.
Santiago y Rodríguez de Arellano coinciden en que siguen existiendo trabas burocráticas, especialmente en algunos ayuntamientos, como Sevilla. «No se cumplen los plazos administrativos y cualquier licencia tarda más de dos años» , afirma el CEO de Plenoil. Entre las comunidades autónomas, solo el País Vasco continúa torpedeando estas instalaciones. «¿Por qué en esta región los precios de los carburantes son más caros? Porque no hay competencia», destaca el CEO de Petroprix.
Desde Ballenoil explican que han tenido inconvenientes para abrir en ciertas localidades. «Primero fue una normativa estatal la que nos ponía trabas para extendernos, después fueron las propias comunidades autónomas, y ahora son algunos ayuntamientos. El caso más llamativo fue Leganés. Un municipio en el que apenas había cinco gasolineras tradicionales y tenía los precios más caros de Madrid. Tardamos diez años en abrir nuestra primera gasolinera en la localidad y fue después de varias resoluciones favorables. De hecho, era tan opaco el mercado en esta localidad que hasta la CNMC dedicó un estudio específico sobre la situación y los altos precios que existían».
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