Tenis
Alcaraz, de Montecarlo al Conde de Godó, cargado de alivio y orgullo
El español respira tras levantar su primer Masters 1.000 en el Principado y quiere su segunda corona en Barcelona, a donde regresa tras perderse la edición de 2024 por lesión
Alcaraz, nuevo rey de Montecarlo

Abraza el trofeo de Montecarlo Carlos Alcaraz y asoma la sonrisa, a medias por respeto a su rival, un Lorenzo Musetti que se desfondó y acabó la final casi cojo, pero se le advierte en ese gesto mucho de orgullo y de alivio. Se ... le había hecho largo al murciano el camino hacia su sexto título de Masters 1.000, pues no ejercía de campeón desde Indian Wells 2024, y desde Wimbledon, más sombras que luces a pesar de ese empujón que fue el torneo de Róterdam.
En su parlamento, deja traslucir que el proceso hasta aquí ha sido complejo, no solo por los resultados, que es lo que se ve, sino también por ciertos obstáculos en el día a día, que no se ve. «Ha sido realmente un mes muy difícil para mí, dentro y fuera de la pista. Fue complicado gestionar el último mes, después de Miami –perdió en primera ronda–, y centrarme en las cosas importantes. También en el torneo ha habido momentos complicados y los he conseguido superar. Estoy orgulloso de lo que he hecho. Y disfruto como no lo había hecho antes y me apetece mucho seguir», se expresa desde el interior, aunque sin explorar mucho más, trasluciendo parte del peso que parecía haberle atenazado los hombros en los últimos tiempos. Pero resopla y abraza la copa en Montecarlo y todo tiene sentido.
Apenas había saboreado sus aires mediterráneos, pues no había podido superar la primera ronda en su única participación, en 2022 (no jugó por lesión en 2023 y 2024), y en 2025 deja una huella indeleble en esta tierra del Principado. Donde antes la habían dejado Rafael Nadal –en once ocasiones– Juan Carlos Ferrero –dos–; Sergi Bruguera –dos–, Carlos Moyá –una– y Manuel Orantes –una–. Y prosigue una tendencia casi natural del tenis español para mantener la superioridad en esta superficie tan irregular como exigente, tan creativa como elegante. Así lo ha defendido Alcaraz, feliz en la arena porque aquí puede dibujar sus mejores trucos, mucho más desarrollados que muchos de sus rivales.
Sigue, además, ganando enteros para formalizar un jugador único, y que va acercándose a los más grandes porque él mismo asumía que le faltaba quizá esa capacidad de ganar sin tener el día perfecto. «La frase que más me ha dicho Samuel [López, su entrenador este torneo ante la ausencia de Ferrero] es que tenía que ser positivo, que tenía que enfrentarme a las dificultades, no evitarlas, ni preocuparme por ellas ni tenerles miedo», admitía como una de las claves de este triunfo. Porque en Montecarlo no ha sido la semana perfecta, ni mucho menos, pero había humildad, apoyo, confianza y un repertorio sobre la tierra de los que quedan ya pocos.
Ha fluido con las dejadas y engatusado a los rivales con unas alturas incomodísimas y unos efectos endiablados; sin dejar por ello de ejecutar la velocidad con la derecha. Recursos para paliar los trompicones de juego y los errores que acumulaba sin que, no obstante, alteraran su pulso. Así, convencido y ordenado, sin sonrisas pero tampoco prisas, se deshizo de Cerúndolo, Altmaier, Fils, Davidovich y este Musetti que comenzó a un nivel superior, pero pagó la tensión de un escenario tan grande y el cansancio acumulado hasta deshacerse, lesionado del psoas de la pierna derecha. Como consecuencia, es baja del Conde de Godó (desde hoy).
A por el segundo Godó
Mientras uno es baja, el otro vuela alto, deshechas las cadenas mentales que lo habían atenazado por las presiones internas y externas. «No siento que tuviera algo que demostrar. Cuando no ganas, la gente habla mucho, pero me he dado cuenta de que no tengo que hacer caso a eso», afinaba después. Es el mejor del curso, suma el segundo título del año, tras Róterdam, y el 18 de su carrera. Tiene un porcentaje demoledor cuando pisa una final, pues ha ganado las cuatro de Grand Slam que ha disputado (US Open 2022, Wimbledon 2023, Roland Garros y Wimbledon 2024), y seis de las siete en Masters 1.000, pues solo Novak Djokovic pudo quitarle el premio en Cincinnati 2023. También fue el serbio quien se quedó con el oro y lo dejó en plata en los Juegos Olímpicos de París 2024. Pero él murciano tendrá más oportunidades.
Pues se observa que el tenista acepta mejor que nadie que todavía está en crecimiento: «Una cosa que he aprendido en este último mes es que tengo que pensar en mí. Centrarme en mi gente, en mi equipo, en mi familia, en mis amigos, sin importar lo que pase en la pista. Gane o pierda, tengo que salir feliz de la pista, y estar orgulloso de lo que he hecho», aceptaba tras la celebración.
De lo que hay poco margen es para la celebración, pues hay que coger un vuelo en plena euforia para empezar de cero en el Conde de Godó, donde fue campeón en 2023, donde regresa tras perderse la edición de 2024 por lesión, donde espera otra semana de aclimatación, sacrificio y rivales con hambre.
Tras su día de descanso, estrenará número 2 del mundo, y uno en el torneo, contra un jugador de la previa. Pero a partir de ahí, asoman Alex de Miñaur en cuartos y unas semifinales contra Stefanos Tsitsipas o Arthur Fils, que ya le complicó la jornada en Montecarlo. Solo en la final se vería con Casper Ruud, campeón de este torneo el año pasado, y que ejerce como segundo cabeza de serie.
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