La I+D del Sevilla no engaña a nadie

El curso deportivo empezó ayer enrarecido. Como si el colegio aún estuviera en obras y faltaran aulas por rematar. Ayer, justo antes del partido, hubo homenaje a los jugadores de ambos equipos por la victoria de la Eurocopa y el podio olímpico. Cuando los homenajeados ya abandonaban el campo, arreció una sonora pitada sobre el presidente del Sevilla. Fue la única desaprobación que se vio contra la directiva, pero es previsible que, a tenor de lo visto anoche, y si las cosas no cambian, las pitadas se conviertan en la sintonía más habitual en el Sánchez-Pizjuán.

Creo que esas pitadas están completamente injustificadas. Sin ninguna duda, el sevillismo no está sabiendo entender a esta directiva y su equipo técnico. Porque hay un proyecto bien sólido detrás. Un proyecto, si me permiten, que es fruto de la más pura I+D. Del Nido Jr. no se dedicó a inventar en un garaje, pero en la Universidad privada madrileña en la que estudió gracias a papá Del Nido debió conocer en profundidad el espíritu empresarial visionario, ese que alumbró a genios del emprendimiento como Bill Gates o Steve Jobs. A su modo, Jr. es también un visionario. Un emprendedor lúcido que recurre a una fórmula altamente disruptiva e innovadora partiendo de un concepto clásico: la comida de aprovechamiento.

Que levante la mano quien no está en deuda con la comida de aprovechamiento. Hablamos de esa cocina basada en exprimir hasta el límite las posibilidades de la despensa, mediante un ejercicio constante de reinvención y creatividad. Nada se tira, todo se aprovecha. La I+D de este Sevilla se basa en este principio. No hay sofisticación, porque las grandes ideas nunca son rebuscadas, sino limpias, refulgentes en su clarividencia: hay que vender todo lo vendible y esquilmar todo lo esquilmable. Utilizando un símil de supermercado, la plantilla del Sevilla se ha confeccionado con esos alimentos de consumo inmediato que se venden a mitad de precio; en el símil del retail, serían esas prendas que uno encuentra en los montones de saldo. La I+D del Sevilla consiste en chupar los huesos y exprimir hasta el último átomo de carne, mientras, por otro lado, se va rellenando la buchaca con las contadas ventas, sin que esas ventas reviertan en más proteínas para el equipo.

La sensación, en consecuencia, es la de un cuerpo famélico, aterido, huesudo, como un retrato de Mariano Fortuny. Al caldo del Sevilla solo le han enseñado el hueso de jamón, como aquellos pucheros que cocinaba la hilarante Omaíta de Los Morancos sumergiendo los restos de una paletilla en la olla. Es insípido y no sabe a nada. Menos mal que anoche algunos jugadores, como Saúl, Ejuke o Lukebakio, engañaron un poco al hambre.

Con todo, el partido de ayer del Sevilla no fue del todo malo. Ofensivamente, el pecado fue la falta de acierto. Pero el pecado principal lo tenemos en defensa. Una deficiencia que es difícilmente combatible con ingredientes de aprovechamiento. Todos amamos a nuestra cantera, pero hay que ser realistas y reconocer que resulta del todo insuficiente para plantar cara y ser medianamente competitivos en la Primera División. Más aún, con un planteamiento de juego como el que propone García Pimienta. Esta I+D, de momento, no engaña a nadie.