Del «Vinicius, Balón de oro» a los pitos para todos del Bernabéu

Ambos futbolistas, Vinícius y Morata, mantuvieron un intenso y emotivo duelo. El delantero del Milan se las tuvo con Tchuaméni. Primero cuando el francés del Madrid le marcó los tacos en el gemelo (min. 8) provocando su enfado al entender que el lance no había sido casual, y el segundo cuando Mortata se la devolvió (min. 15) dejándole doblado sobre el terreno de juego. Entre ambas jugadas, disfrutó el español con el gol de Thiaw de cabeza a la salida de un córner. Fue el primero en abrazar al germano-finlandés.

No obstante, Vinícius fue mucho más determinante en los primeros minutos. Forzó un penalti y lo marcó. El brasileño había intentando una defectuosa 'lambretta' y puesto a prueba a Maignan con un disparo al segundo palo antes de que llegara el pase de Bellingham que Vini supo leer con un desmarque dentro del área. Emerson se tiró al suelo, se pasó de frenada y el madridista fue el más listo de la clase para provocar la pena máxima. Gritos de la grada de «Vini, Balón de Oro» antes de que el golçalense lo ejecutara de manera magistral: paradinha para engañar a Maignan y batirle suavemente por el centro de la portería. Primera sonrisa de Vini desde que se llevara el chasco de la gala francesa y satisfacción en el Bernabéu, que no veía caer a su equipo desde el pasado 12 de abril de 2022, 15 partidos en Europa sin doblar la rodilla.

No obstante, no estaba dispuesto Morata a perder el duelo y también colocó su nombre en el casillero de goleadores marcando el segundo del Milan (min. 39). Fue un tanto de fe, de creer. Salió disparado hacia Lunin tras el disparo de Leao y cuando el portero ucraniano lo rechazo, estaba el primero para rematar. La jugada nacía de un pase de Tchouaméni a Vinícius tras el que el brasileño se quedó parado, no buscó la pelota y tampoco ayudó en defensa. Fue el preludio del despiste final que acabó con el gol de Morata para poner por delante al Milan, el séptimo que le hace al Madrid en 13 partidos. El Bernabéu señaló al francés pero Vini tuvo su parte de culpa.

Disfrutaba Morata en la segunda parte con el dominio de su equipo y el sufrimiento del Bernabéu, muy molesto con su equipo, incapaz de encontrar el camino hacia la habitual remontada en este escenario. Las ocasiones eran italianas, con Leao desatado y con Lunin como héroe y salvador del Madrid. Se quejaba Vini tras la patada de Ceballos al tobillo de Morata. El brasileño era la viva imagen de la impotencia mientras el español se retiraba dolorido entre pitos de la grada.

Se marchó Morata en el 69, abucheado, aunque antes intentó un taconazo tras un saque de esquina que a punto estuvo de sorprender a Lunin y sentenciar el partido. Vinícius aguantó hasta el final pero, contagiado por el juego del equipo, no pudo hacer daño a la defensa italiana. Desesperado, trató de espolear al público y acabó viendo la tarjeta amarilla por sus habituales quejas.