El Valencia se sacude del barro

Entre los padres que forman estos clubes hay fallecidos, y muchos de los que consiguieron sobrevivir han perdido casas y coches. Esperan, por tanto, medidas por parte de la federación valenciana para retomar los entrenamientos en otros polideportivos. «Nos han dicho que pondrán autobuses para que los chavales puedan ir. Es bueno que recuperen la rutina», comenta el director deportivo de uno de ellos. Algo que también ha tratado de hacer hoy, después de tres semanas y el aplazamiento de dos partidos, el Valencia con la vuelta de la Liga EA Sports (el Levante ya ha jugado tres partidos de segunda tras la riada).

Con la tragedia como telón de fondo, el ambiente dentro y fuera de Mestalla no era el de una jornada más. Todas las conversaciones retrotraían al mismo día y los homenajes previos también. Despliegue de la 'senyera' (bandera de la Comunidad Valenciana), entonación del himno regional a tabal y dolçaina, tifo conmemorativo en recuerdo a las decenas de poblaciones afectadas y un minuto de silencio que rompió alguien con gritos contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, antes de ser acallado por el resto de la grada. Las lágrimas caían en la tribuna y en el césped, con varios jugadores locales visiblemente emocionados. Enjugadas éstas, pitido inicial.

El partido era determinante para los locales, como todos los que tienen por delante tras uno de los peores inicios ligueros de su historia, que les hacía llegar como colistas. Sin embargo, pese a que el Betis pelea esta temporada por puestos europeos, la rabia contenida de los asistentes contagió a los jugadores del 'Pipo' Baraja. Vestidos con la segunda equipación, negra en homenaje a las víctimas, empezaron atosigando a los verdiblancos y se adelantaron con un gol de César Tárrega que, con familiares en Aldaya (uno de los municipios castigados por la catástrofe), lo celebró con el mensaje en valenciano: «Saldremos todos juntos».

Antes del empate provocado por un cabezazo en propia meta de Hugo Duro, peticiones de «dimisión», una vez más, para Sánchez, y el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. También varias intervenciones de los servicios médicos ante la indisposición de aficionados, que obligaron a parar el partido en dos ocasiones añadiendo todavía más tensión a la jornada vespertina. «Era lo que nos faltaba», se escuchaba entre algunos asistentes antes del descanso.

Tras el arranque, mismo guion. Después de escuchar a capela el himno valenciano, Duro, aprovechando un balón llovido tras un despeje defectuoso de la defensa del Betis, adelantó de tijera al Valencia. Minutos después, él mismo hacia el tercero, definiendo de vaselina por encima de Rui Silva. De nuevo, recuerdos de una parte de la grada para Pedro Sánchez, seguidos de pitidos por parte de otra y del cuarto gol valencianista, obra de Diego López.

Lo que no había entrado en ningún momento de la temporada, entraba, y el tanto del Chimy Ávila para acercar a los sevillanos tampoco les sirvió de acicate. Si hubo nervios, un imperial Cristian Mosquera los despejó. Al mismo tiempo, en los videomarcadores, además de la suma de los goles y la publicidad, se veían pasar nombres de localidades afectadas: Paiporta, Alfafar, Albal, Algemesí, La Torre, Picaña... Todas cuentan con escuelas con una trayectoria larga en el fútbol regional y han visto paralizada del día a la noche su actividad deportiva.

Por eso, la de hoy es una victoria amarga para el Valencia, que le permite abandonar, momentáneamente, el farolillo rojo de la primera división. Una de las pocas certezas que ha tenido en las últimas semanas el deporte rey en esta provincia, donde, si bien los centros y los regates vuelven poco a poco y entre algodones, a muchos se les hace difícil ser optimistas pensando en el futuro: «Aunque mentalmente no estoy, el trabajo ahora es para los niños, porque el fútbol les viene bien psicológicamente. Me encantaría que para septiembre del año que viene podamos retomar», desea el mismo director deportivo de uno de los clubs de fútbol base que ha jugado hoy en Puzol. El resultado del triangular, «ajustado», ellos lo saben.