Fútbol
La selección femenina, un permanente foco de conflictos
el motín de las rozas
El equipo nacional, un polvorín a menos de un año para el próximo Mundial
Las jugadoras que han renunciado a la selección: «Nunca hemos pedido el cese del seleccionador»
El seleccionador Jorge Vilda, acompañado por parte de su equipo de trabajo
«Los últimos acontecimientos en la selección española y la situación generada, (...), están afectado de forma importante a mi estado emocional y por lo tanto a mi salud». Así arranca el email que 15 jugadoras enviaron el jueves a la Federación para evitar ... ser citadas para los dos amistosos de octubre (el día 7 ante Suecia en Córdoba y el 11 en Pamplona frente a Estados Unidos). Un capítulo más en la serie de conflictos en los que vive instalado el fútbol femenino a menos de un año para el Mundial de Australia y Nueva Zelanda.
Esta nueva polémica reabre el debate sobre el poder de los vestuarios (las jugadoras del Barcelona ya forzaron la salida del técnico Lluís Cortés tras ganar el triplete) y aviva las dudas sobre la animadversión que parecen sentir, al menos una buena parte de las internacionales, contra el seleccionador Jorge Vilda, al que sus futbolistas pusieron contra las cuerdas a principios de septiembre.
Sin embargo, las capitanas (Irene Paredes, Patri Guijarro y Jenni Hermoso), comparecieron entonces para negar que hubieran pedido su cabeza. Un mensaje contradictorio atendiendo a la petición cursada el jueves a la Federación por esas 15 jugadoras: «No me veo en condiciones de ser seleccionable para nuestro equipo nacional y por este motivo solicito no ser convocada hasta que esta situación no sea revertida».
¿Chantaje? ¿Amenaza? ¿Denuncia? Lo cierto es que el lenguaje empleado por las futbolistas (no se usó en ningún momento la palabra 'renuncia') parece un intento de regatear la inhabilitación de 2 a 5 años que puede suponer negarse a acudir a una llamada de la selección, aunque desde la Federación aseguran que no las presionarán. «Atenderemos su demanda de no estar convocadas. Y mientras no se reoriente este asunto, lo entenderemos como una presión», explica Ana Álvarez, directora de fútbol femenino de la RFEF. La ejecutiva desvela los verdaderos motivos, en su opinión, de este plante de las internacionales: «Siempre que hablamos con ellas argumentan que es un tema deportivo... Que no están de acuerdo con el proyecto, en la idea de juego ni en el planteamiento que hace el entrenador».
Putellas se une a las rebeldes
Las jugadoras que piden no ser seleccionadas (las que conforman el núcleo duro de la selección) se sintieron traicionadas por la RFEF al salir a la luz el contenido íntegro de su email, y ayer, a través de sus redes sociales, publicaron un comunicado en el que reiteraron su deseo de no ser convocadas hasta que «se reviertan situaciones que afectan a nuestro estado emocional y personal, a nuestro rendimiento y, en consecuencia, a los resultados de la selección y que podrían derivar en indeseables lesiones». Una nota en la que aclararon que no han «renunciado» al combinado nacional, insistiendo en que «nunca» han pedido el cese de Vilda. «Nuestro trabajo no es en ningún caso elegir dicho cargo, pero sí expresar de forma constructiva y honesta lo que consideramos puede mejorar el rendimiento del grupo».
Un mensaje poco claro que choca con lo expresado en otro punto de su comunicado: «Queremos una apuesta decidida por un proyecto profesional en el que se cuiden todos los aspectos para sacar el mejor rendimiento a un grupo de jugadoras con las que consideramos que se pueden conseguir más y mejores objetivos». Una declaración a la que se sumó Alexia Putellas, jugadora lesionada de larga duración y que no había enviado el correo electrónico a la RFEF al no poder ser convocada para las dos próximas citas de España. Ayer dejó claro que está junto a sus compañeras.