Todo irá bien
Arabia Saudí rompe el mercado para fichar a Messi, Benzema, Modric, Busquets y Alba
«A Arabia Saudí le sobra dinero y le falta talento. Tiene las ganas, necesita espectáculo, muchos años aún de fútbol para ser una potencia».
Messi y el Barça: cortinas de humo de ida y vuelta

Messi: 400 millones netos al año y 2 años de contrato. Modric: 150 millones. Benzema 100 y Busquets y Alba, 40 y 20 respectivamente. A Arabia Saudí le sobra dinero y le falta talento. Tiene las ganas, necesita espectáculo, muchos años aún de fútbol ... para ser una potencia.
De momento han empezado por la manera árabe de hacer las cosas, que lógicamente es la suya. Han fichado todo lo que reluce aunque esté en decadencia y en los grandes clubs europeos. No sólo se han fijado en los jugadores. También al recientemente retirado Antonio Miguel Mateu Lahoz le han hecho una oferta, para llevarse el espectáculo completo. No se sabe si Mateu aceptará. Sí se sabe que el primer ministro del país -Mohamed bin Salmán, hijo del rey- ha decretado como primera medida para profesionalizar el fútbol saudí que a partir del último trimestre de este año los clubes -que son todos del Estado- podrán privatizarse y recibir inversiones privadas. Por su parte, el ministerio de Deportes va a invertir un total de 20.000 millones de euros en fútbol en los próximos años. La apuesta es inequívoca.
Estos jugadores ya no sirven para competir en condiciones pero por su nombre y por su trayectoria, y por jugar en Ligas menos exigentes, pueden dar aún algún rendimiento, y crear el efecto fan en una afición que de momento sólo ha podido admirar a equipos extranjeros.
Las cifras que manejan los saudíes dan a entender hasta qué punto es irracional pensar que Messi pueda regresar al Barça, como tantas veces se ha especulado en los últimos meses. Una cosa es que la familia del jugador esté harta de vivir en París y sienta una pereza infinita por tener ahora que marcharse nada menos que a Arabia Saudí y otra cosa muy distinta es que el Barcelona esté en capacidad de igualarle al jugador estas sumas de dinero, directa o indirectamente, o que Messi esté dispuesto por sentimentalismo azulgrana a renunciar a ellas. Todo el mundo ha querido parecer el más barcelonista pero al final se ha impuesto la realidad, y como siempre la realidad tenía un precio. Daba una pista de la comedia el hecho de que hubiera imágenes del encuentro del lunes entre el padre del jugador y el presidente. Hasta vimos a Laporta bajar en chancletas a abrir la puerta, en ese tipo de fincas de lujo más aparente que concreto y en las que los días festivos -el lunes lo era en Barcelona- no hay portero. Si estás negociando en serio no lo despachas en 40 minutos ni mucho menos avisas a los medios.
Pese a todo y a la desesperada, Joan Laporta buscaba ayer fórmulas creativas para que por lo menos durante un año Messi pueda volver a jugar en el Barça. Fuentes de su entorno filtraron que el club da por prácticamente imposible evitar que Arabia Saudí se lo lleve, pero está intentando que lo ceda durante un año para que el argentino de vuelta ayude a paliar los efectos del destierro y contribuya de paso a generar negocio con el merchandising, para ayudar a la entidad a remontar su naufragio financiero.
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