Fútbol

El plan del Gobierno para inhabilitar a Rubiales

Desconcertado por la audacia de Rubiales, el CSD pide ahora una decisión urgente al TAD para apartarle tras dos años mirando hacia otro lado

Jenni Hermoso desmiente a Rubiales y las jugadoras no volverán a ala selección si «continúan los actuales dirigentes»

Rubiales, durante la Asamblea Extraordinaria de la RFEF rEUTERS

Durante estos años, a medida que se acumulaban las denuncias contra el todavía presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), costaba explicarse el apoyo cerrado que brindaba La Moncloa a Luis Rubiales cada vez que surgía un escándalo. Rubiales, de alguna manera, ... encarnaba la traslación del sanchismo al fútbol español: un macho alfa cercano al PSOE cuyas principales virtudes eran la ausencia absoluta de miedo, la resistencia y el tesón. Y en cuestión de días, el Gobierno ha visto con horror cómo una de las mayores alegrías del deporte español en este siglo, interpretable como un triunfo de la igualdad, se convertía en una pesadilla con narrativa de Netflix que le obliga a adoptar una postura que, sorprendentemente, no quiso tomar hasta ahora: ni cuando el fútbol femenino profesional acusaba a Rubiales de torpedear su proyecto, ni cuando la selección femenina rogaba que hubiese cambios, ni cuando se aprobaban comisiones escandalosas con Arabia Saudí, ni cuando se pagaban presuntas orgías con prostitutas a cargo del presupuesto federativo. «Crearon un monstruo y la situación les ha explotado en el peor momento», según afirman fuentes de la oposición.

Este viernes será recordado como la espiral colectiva de rechazo a un dirigente deportivo (en nuestro país y fuera de él) jamás vista en la historia. La maquinaria gubernamental se puso inmediatamente en funcionamiento tras la asamblea de la Federación. Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno, tuiteó: «El Gobierno debe actuar y tomar medidas urgentes: se acabó la impunidad para las acciones machistas. Rubiales no puede seguir en el cargo». Le siguieron la ministra de Igualdad, Irene Montero, dirigentes del PP, políticos nacionalistas… Y con el paso de los minutos se fueron sumando futbolistas de ambos sexos, españoles y extranjeras, algunos dirigentes disidentes de la Federación que presentaron su dimisión, clubes, comentaristas, ciudadanos, deportistas, 'influencers' y periodistas de toda condición ideológica. El tornado era imparable, y el Gobierno reaccionó con rapidez para tratar de convertir el movimiento en «el 'MeToo del deporte'», como afirmó por la tarde en su rueda de prensa urgente el secretario de Estado para el Deporte, Víctor Francos.

Francos, cuya misión (dijo) es «gobernar el deporte español», había tenido hasta el momento la misma actitud con Rubiales que su antecesor (José Manuel Franco): es decir, apoyo absoluto frente a las diferentes denuncias recibidas, incluso la de la Liga Femenina de fútbol cuando proclamó en ABC que Rubiales quería «destruirles» frente a la pasividad del Gobierno sanchista.

Esta vez el río lleva demasiado agua como para seguir mirando al tendido. Francos anunció con gesto grave ayer que el Consejo Superior de Deportes (CSD) ha presentado una denuncia propia al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) por lo que considera una «falta muy grave» de Rubiales, para el que pedirá la suspensión de sus funciones (no especificó cuál era esa falta: si el beso, el agarre testicular en el palco u otra). Según el presidente del CSD, «el camino de este Gobierno con Rubiales ha acabado».

Francos pidió al TAD que se reuniera de forma extraordinaria el próximo lunes, «porque todo el tiempo que podamos ganar será bienvenido». Si el TAD considera que esa «falta» de Rubiales es en efecto «muy grave» e incoa expediente disciplinario, el CSD procedería a la suspensión del presidente «de forma inmediata».

Sin mención a Sáchez

El presidente de la RFEF había evitado toda crítica por la mañana al Partido Socialista o a Sánchez. Reservó sus críticas a Sumar y a Podemos, sus socios gubernamentales, y a la «lacra del falso feminismo». Francos fue asimismo comedido: afirmó que Rubiales había «defraudado» y que «no había estado a la altura». En un un comunicado, aclaró que su intervención «es absolutamente incompatible con la representación que ostenta en el deporte español y con los valores de una sociedad avanzada como la española».

A pesar de que parezca un escenario improbable ante la presión social y política generada, algunas voces autorizadas se preguntaban ayer en privado: ¿qué sucederá si el TAD no considera una «falta muy grave» el beso a Jenni Hermoso? Los más incrédulos aseguran incluso que existe un pacto secreto por el cual Rubiales sería inhabilitado unos meses, dejaría la presidencia ese tiempo a Pedro Rocha (presidente de la Federación de Extremadura) y después volvería amparado por unas nuevas elecciones. Las redes echan humo. Hasta el Real Madrid de Florentino Pérez (el otro gran aliado estratégico de Rubiales) emitió ayer un comunicado en apoyo del CSD. Lo único seguro es que Rubiales descansará este fin de semana como presidente de la Federación.

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