El Mundial no ha servido para nada

Si algo consiguió el fútbol femenino español en 2023 es notoriedad y visibilidad. Que la selección se coronara como reina del Mundial permitió reivindicar en voz alta el empoderamiento de la mujer, como afirmó la propia Jenni en su discurso en la cadena pública: «Agradecer a todo el mundo por este cambio que estamos haciendo de solidaridad e igualdad». Pero, desde el punto deportivo y de la industria, ¿de qué ha servido la consecución del Mundial?

Pues a primera vista, desde el punto de vista deportivo, no parece que de mucho. A la Liga F no han llegado mejores jugadoras extranjeras que las que ya había, lo que hubiera ayudado a un crecimiento del nivel de este campeonato. Ya se ha visto en la Champions, donde tanto Levante como Real Madrid han caído a las primeras de cambio. La Liga, por su parte, está muy predecible, con un Barça arrollador, y las otras dos plazas de Champions prácticamente a repartir entre Atlético de Madrid, Levante y Real Madrid. Los puestos de descenso ya están asignados de momento a Granada y Sporting de Huelva. Tan solo la sorprendente temporada del Madrid CFF es noticia, el resto es más de lo mismo.

Si hablamos de dinero, la situación económica de los clubes no es buena. Al contrario, es muy complicada. Y eso se ve reflejado en el mercado de invierno, donde apenas hay movimientos.

¿Patrocinadores? La liga F, de momento, no tiene un patrocinador de la competición y, tras la salida de Finetwork, no se ha cerrado un acuerdo con ninguna marca. Es cierto que sus esfuerzos se han centrado en taponar sus interminables disputas con la Federación y el sindicato mayoritario Futpro. Con la primera, de momento, hay una tregua, pero la Liga F considera fundamental recuperar parte de los ingresos que el CSD derivó a la RFEF, en concreto cuatro millones de euros. Con Futpro continúa la batalla. Solo se cerró la subida del salario mínimo, pero ninguna otra de las reivindicaciones sindicales sobre la mesa.

La RFEF no ha conseguido cerrar tampoco ningún patrocinador nuevo y exclusivo para el fútbol femenino. La situación del fútbol no profesional femenino, al igual que pasa en el fútbol masculino, es dramática. Ya el año pasado hubo muchos equipos que renunciaron a sus plazas en categoría nacional, como el filial del Betis. Otros, como el histórico Santa Teresa de Badajoz, aún peor, porque desapareció. Todo hace indicar que el final de temporada será excepcionalmente duro para muchos clubes y hasta los equipos profesionales, como ya ha anunciado el Levante se preparan para recortes y ajustes de presupuestos.

Recapitulando: la consecución del mundial femenino, de momento, solo ha servido para dar voz a las reivindicaciones de visibilidad e igualdad, que es mucho. Pero hay que hacer el producto sostenible y atractivo y eso solo se consigue con más ingresos y creando las estructuras que los generen. De eso, por ahora, ni rastro. O nos ponemos las pilas, remamos todos a favor y seguimos trabajando duro, o la excepcional conquista del fútbol femenino español no habrá servido de gran cosa.