es fútbol y es femenino
Fin de ciclo, de Montse Tomé y de 'las dinosaurias'
La anodina actuación en los Juegos Olímpicos ha dejado al descubierto muchas carencias, bizarras situaciones e intuibles tensiones en la selección
Ni supieron ganar ni supieron perder

La actuación de la selección femenina de fútbol en los recién clausurados Juegos Olímpicos de París ha dejado una agria sensación en los aficionados a este deporte, que en apenas un año ha pasado de la invisibilidad más absoluta a ser tema de conversación ... en bares, terrazas y oficinas. Un cuarto puesto entre doce selecciones absolutas que competían no parece estar al nivel de las vigentes campeonas del mundo. Decepción, frustración, desánimo o fracaso son algunas de las palabras que se han escrito y dicho a propósito de esta anodina actuación que ha dejado al descubierto muchas carencias, bizarras situaciones e intuibles tensiones que vale la pena analizar.
¿Qué ha llevado a la selección a esta situación? Pues ni más ni menos que una serie de errores encadenados que hemos ido anticipando semana tras otra en este diario, y que se han ido cumpliendo uno detrás de otro. Desde mi punto de vista, asistimos al cierre de un ciclo ganador y, como todo fin de ciclo, tiene que traer aparejados una serie de cambios.
Empecemos por el nombramiento de Montse Tomé como seleccionadora. ¿Sus logros? Ser la segunda de Jorge Vilda, anterior seleccionador, al que traicionó y negó repetidas veces al grito de «yo no soy Jorge Vilda». Ni Montse ni su equipo tenían experiencia en dirigir un equipo del calado de la selección, campeona del mundo, número uno en el ranking FIFA y máxima favorita en cualquier competición que disputa. El puesto le vino grande a Montse, y se vio desde el primer día. Que cediera a las pretensiones de las jugadoras fue el único motivo para mantenerla en el cargo tras su primera convocatoria, en la que se produjo la llamada 'cumbre de Oliva' y en donde salvó el puesto in extremis. La dinámica ganadora que llevaba el equipo fue el motivo que llevó a la selección a la consecución de la Nations Cup. Pero la selección ya daba muestras de no ser la misma. La vuelta de Patri Guijarro, que parecía ser una noticia que iba a suponer un plus en lo deportivo, se quedó en nada y la aportación de la mallorquina ha pasado más bien desapercibida.
Días antes de la convocatoria para los Juegos cesaba de su cargo Markel Zubizarreta, el que fuera gran fichaje para la dirección deportiva. Su rol, entre otras cosas, era poner un poco de orden. Pero se fue sin conseguirlo. Su incorporación fue celebrada por todos. Sus éxitos en el FC Barcelona lo avalaban. Así que, como si fuera tan normal, hemos acudido a los Juegos sin presidente de la Federación española y sin director deportivo. Con la clasificación ya obtenida para el Europeo de 2025, las convocadas (entre las que se ha echado en falta, tal como hemos dicho varias veces aquí, una delantera rematadora) disputaron los dos últimos partidos de la ronda clasificatoria, que además sirvieron de preparación de cara a París 2024. Derrota frente a Chequia, victoria contra Bélgica en Riazor. Pero las sensaciones, el juego y la actitud del equipo español hicieron sonar las primeras alarmas. La concentración en Los Ángeles de San Rafael y la despedida previa a los Juegos, con concierto incluido (recordar la imagen de Jenni Hermoso y Misa cantando en el escenario…), no trasmitían que la preparación fuera la adecuada para unas jugadoras que traían una carga de partidos exagerada. Es justo tener en cuenta que llevan dos años sin parar, con mucho viaje y tiempos de recuperaciones muy cortos, entre citas internacionales y sus propias ligas, con un desgaste psicológico enorme.
En la fase de grupos rozamos el aprobado. Veinte buenos minutos contra Japón, sufrimiento ante Nigeria y victoria contra Brasil (que durante casi todo el partido jugó con 10 y terminó el partido con 9) nos permitieron clasificarnos para cuartos. En esa eliminatoria ya se anticipaba el desastre. Pasamos por penaltis tras empatar en el 97 ante Colombia. Y llegó Brasil de nuevo, pero esta vez nos pasaron por encima técnica, táctica, física y psicológicamente. Las jugadoras se repusieron del golpe, y eso está bien, pero no es suficiente. Ni una explicación de Montse Tomé. Mariona, que era la encargada de lanzar el penalti que nos pudo llevar a la prórroga, cedió el honor, tal como mandó Tomé, a Alexia, quien dijo que «la entrenadora me dijo que lo tirara. Que cogiera el balón Mariona era para despistar a la portera…»
Este fin de ciclo ganador debería coincidir con la salida de la seleccionadora (que no se producirá, si es que se produce, hasta después de las elecciones) y el de 'las dinosaurias', como así se llaman ellas mismas: Irene Paredes, Alexia Putellas y JenniHermoso. Las jefas de la selección deberían dar un paso a un lado y abrir camino a las jóvenes que vienen arrasando en todas las categorías inferiores. A veces una retirada a tiempo también es una victoria.
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