Una jornada decidida más allá del minuto 90

Como tantas situaciones de la vida cotidiana que tienen una representación evidente en el fútbol, la prisa, esa condición tan humana para intentar salir airoso de un problema inminente, aflora en todo su esplendor cuando el reloj marca la hora y media de partido. Acaba el tiempo reglamentario y comienza la prolongación; esos minutos, cada vez más numerosos, tan proclives a las remontadas heroicas, las tragedias griegas o las defensas numantinas.

Las áreas son bombardeadas con centros, los zagueros se suman al ataque hacia la búsqueda desesperada de un premio inmediato y, pese al innegable peligro de regalar al rival un latifundio para explotar al contragolpe, a veces, la recompensa del gol tardío cambia el rumbo de un resultado. Esta circunstancia ocurre, a lo sumo, un par de ocasiones cada fin de semana liguero; sin embargo, en esta undécima jornada en Primera División fueron seis los encuentros cuyo devenir viró en el tiempo extra -una circunstancia inédita en la historia de la competición-.

Todo comenzó el pasado viernes, cuando un gol de Yangel Herrera regalaba la victoria al colider Girona en Montilivi ante el Celta. Mediante un sutil golpeo desde la frontal del área viguesa, el mediocentro venezolano acabó con el 0-0 en el minuto 91. Aún quedaban cuatro minutos más de tiempo extra -una prolongación no demasiada extensa en este nuevo fútbol donde son comunes prolongaciones de incluso dos dígitos-, pero el primer partido de la jornada se alargó hasta el 98 debido a los segundos demorados tras el tanto.

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Marina Ortiz

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Algo similar ocurrió en los dos primeros encuentros del sábado: cuando ambos duelos parecían desembocar en empate a uno, tanto Sory Kaba en el mediodía almeriense (94), como Jude Bellingham en la sobremesa de Montjuic (92), decantaban la balanza hacia los triunfos visitantes de Las Palmas y Real Madrid. Otra victoria tardía fue decidida por Isco en el divertido Betis-Osasuna del domingo. En el ocaso del partido, Rubén García había igualado el gol inicial de William José; no obstante, el mediapunta malagueño provocó el delirio del Villamarín con una bellísima volea en el 94.

Poco después de la victoria verdiblanca, dos aficiones locales celebraron sendos empates agónicos. Bebé, en el 91, selló con un bello disparo lejano el 2-2 final entre el Rayo Vallecano y la Real Sociedad. Álex Berenguer, de cabeza tras un preciso centro de Iñaki Williams, impidió que el Valencia sumara los tres puntos en San Mamés con el gol más remoto de la jornada (97).