Fútbol femenino
El callejón sin salida de las amotinadas
Las 15 renunciantes a la selección, afectadas por las críticas tras su maniobras de presión a sus sustitutas: «Nos ha dicho la RFEF que son capaces de ir al Mundial con juveniles si no rectificamos»
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Si hace un mes fue la publicación de los emails con los que comunicaban su renuncia a la selección lo que descolocó completamente a las 15 futbolistas amotinadas, ayer las dejó en evidencia que trascendiera una reunión en la que pedían a sus sustitutas ... que se subieran a la revuelta y las apoyaran. «Ir a ver al psicólogo de vuestro club y luego hacer el paripé», fue una de las recomendaciones que recibieron las jugadoras más jóvenes. Las disidentes ponen el foco en la filtración del encuentro, es de lo que se quejan. Consideran que es un maniobra nuevamente interesada de la Federación.
Aisladas del equipo, consideradas caprichosas y engreídas por un sector mayoritario de la opinión pública, su movimiento por una teórica apuesta hacia su deporte en la RFEF a nueve meses del Mundial de Australia y Nueva Zelanda quedó en entredicho tras la publicación en el diario 'Marca' de una conversación en la cual representantes del grupo disidente pidieron a jugadoras más jóvenes un respaldo a su movilización. Entre esas jugadores de menor edad figuraban algunas componentes del equipo 'B' que derrotó a Estados Unidos la semana pasada. Una victoria que debilitó adicionalmente al grupo disidente, pese a tratarse de un encuentro amistoso.
Según la información, algunas de las jugadoras jóvenes se sintieron «presionadas» en la reunión (telemática y organizada por el sindicato Futpro), por tres futbolistas del grupo crítico: Laia Alexandri, Ona Batlle y Nerea Izaguirre. Esta última habría dicho en un momento: «¿Cómo no vamos a ir las quince mejores jugadoras a un Mundial?», frase que aparentemente dejó «perplejas a sus jóvenes compañeras».
Las disidentes acusan de la existencia de una o varias 'chivatas' en el vestuario (fácilmente compensable con un puesto en la lista para el próximo Mundial) que ha complicado aún más la tesitura del grupo apartado, que vio cómo varias jugadoras se abstuvieron de significarse. La aparición en escena de Futpro y del Sindicato de Futbolistas Españoles (AFE) confirma la profundidad del problema. AFE denunció ayer en un comunicado «unas presiones encaminadas a que fingieran una situación de afectación emocional para obtener un informe médico que les permitiera no ser convocadas para integrar el combinado nacional».
Amanda Gutiérrez, presidenta de Futpro, comenzó a asesorar al grupo aislado muy recientemente, tras el escándalo de los emails; no puede decirse por el momento que haya aliviado los síntomas del enfermo. El diálogo entre ambas partes está completamente roto: uno mastica el segundo golpe mientras no se había recuperado aún del primero y otra aplica el principio de autoridad a favor de corriente y con audaces golpes de comunicación.
Luis Rubiales resaltó esta semana en un acto oficial que España ha subido al séptimo puesto del ranking mundial tras la victoria del 'equipo B' contra Estados Unidos. Preguntado por el conflicto, aclaró: «Les ofrecimos diálogo, pero su respuesta fue la que fue».
Renovado este año hasta 2024, el seleccionador tiene la plena confianza de su presidente. La Federación ha ganado claramente las dos primeras batallas: una mayoría de aficionados descree de unas deportistas que aparentemente han decidido amotinarse (otra vez más) contra su entrenador y encima exigen adhesiones. La pelea de sindicatos añade trama para un embrollo con hechuras de culebrón frente al telón de fondo del próximo Mundial (entre las jugadores críticas están no solo Putellas, sino bastantes otras jugadoras nominadas al Balón de Oro y campeonas de Europa, convencidas de que podrían ganar el campeonato si la Federación actualizase el nivel del plantel técnico de la sección femenina).
Quizá comprensible en términos humanos, pero perjudicial en términos estratégicos, es el silencio de las líderes de un grupo compuesto en realidad por bastantes más de 15 jugadoras. A primera vista podría parecer improbable que los dirigentes de una Federación tan cuestionada pudiesen doblegar el impulso presuntamente modernizador de un movimiento encabezado por Alexia Putellas, la mejor futbolista del mundo, que al recoger el Balón de Oro esta semana en París felicitó a la Federación de Inglaterra por «hacer las cosas tan bien». Nadie discute el protagonismo absoluto de Putellas, que lucha por recuperarse de una lesión muy complicada, si decidiese romper su mutismo, dar un paso y explicarse.
El silencio de Putellas
Porque el grupo de 15 jugadoras suma teóricamente también a Alexia Putellas y a Irene Paredes, la capitana del combinado nacional, aunque no se unieron al envío de un email coordinado en el que pedían no ser convocadas transitoriamente (para dos partidos amistosos de la selección) y una reunión sobre cambios en la estructura federativa. ¿El supuesto objetivo? Tratar de equiparar el rendimiento de la selección absoluta al de las categorías inferiores (España es campeona del mundo y de Europa en todas ellas; sin embargo, no ha pasado de cuartos de final en ningún gran torneo con la absoluta desde 2015).
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Putellas no firmó aquel email porque se está recuperando de una grave lesión y no es seleccionable en la actualidad. Paredes, por su parte, ya le había manifestado en persona al seleccionador, Jorge Vilda, todo lo que le tenía que decir. En el centro del conflicto aparece la figura del entrenador, nombrado además director técnico de todos los equipos nacionales femeninos tras la llegada a la presidencia federativa de Luis Rubiales.
El rechazo a conversar sobre las ideas y demandas de las jugadoras, según aseguran las propias implicadas, tiene al grupo en estado de 'shock': «Las chicas estaban totalmente calladas, no han dicho nada, lo sacaron todo ellos [Vilda y Rubiales]«, expresaban ayer fuentes directas, muy afectadas por los comentarios críticos en redes sociales; »nos ha dicho la Federación que son capaces de ir al Mundial con juveniles si no rectificamos«.