La Federación fulmina al director de Integridad, el cuarto cese por la crisis del #seacabó

El director de Integridad de la RFEF fue el abogado que engañó a Javier Tebas para grabarle cuando, en teoría, iba a denunciar presuntas corruptelas de Luis Rubiales

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Miguel García Caba, hasta ahora responsable de Integrad de la RFEF

Las futbolistas no ponen ni quitan a nadie, según aseguran, pero Miguel García Caba ya no es el director de Integridad de la Federación, que este viernes le ha comunicado su despido. Una destitución que se ha hecho oficial esta tarde y que se une a la de Andreu Camps, (el que era secretario general de la RFEF hasta el pasado miércoles), la segunda desde la cumbre de Oliva, la reunión entre el presidente del CSD (Víctor Francos), miembros de la Federación y las internacionales de la selección española que tuvo lugar a principios de semana durante la concentración en esa localidad valenciana. El presidente Luis Rubiales y el seleccionador Jorge Vilda ya cayeron antes.

La destitución de García Caba era una exigencias de las futbolistas de la selección a los actuales responsables de la Federación después de que el departamento de Integridad realizara un informe interno que redujo a mera anécdota el beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso para exculpar al anterior presidente de la RFEF e intentar conseguir que permaneciera en su puesto.

Hubo un tiempo en el que Miguel García Caba (Madrid, 1976) tenía reputación de persona extraordinariamente fiable y preparada: casi una anomalía en el fútbol español. Con 40 años, había dirigido ya los servicios jurídicos de la Liga de Fútbol Profesional y del Real Madrid –dos instituciones no siempre bien avenidas. Al poco tiempo, Luis Rubiales le nombró director de la asesoría jurídica de la Federación Española de Fútbol (RFEF), donde aterrizó con toda normalidad en 2018. Este mismo año, no sin sufrimiento, García Caba se convirtió en el nuevo director de Integridad de la RFEF a pesar de haber protagonizado uno de los mayores escándalos futbolísticos de los últimos tiempos: convocar una reunión «urgente» con Javier Tebas, su antiguo jefe en la Liga, para grabarle y publicar posteriormente el contenido de la conversación en un medio de comunicación. Han bastado cuatro meses para que su prestigio siga un camino que era ya previsible entonces.

No será fácil que el ya ex director de Integridad del fútbol español se despoje ya del mote 'García Graba', como le llaman en privado Tebas y otros directivos. Aterrizó en el puesto en mayo, sin anuncios ni publicidad alguna, y había mantenido desde entonces un perfil muy bajo. Sin embargo, las acciones de su máximo jefe en Sídney le colocaron de nuevo bajo la lupa. García Caba, miembro de la delegación oficial, logró escapar de la prensa en el aeropuerto aquel domingo 20 sin cambiar el gesto, pero no pudo rehuir más su responsabilidad: su departamento emitió la semana posterior un informe que calificaba el beso de «anecdótico» y, más grave aún, participó presuntamente en las presiones ejercidas hacia Jenni Hermoso para que exculpase a Rubiales de toda conducta inapropiada (motivo por el que declarará como testigo en la Audiencia Nacional). Las futbolistas, empoderadas, no toleraban su continuidad un día más.

Nombramiento sorprendente

Su designación al frente de Integridad había resultado sorprendente para muchos cuando no había pasado ni un año del caso 'García Graba'. (Pero entonces, hace sólo unos meses, el rubialismo gozaba aún de inmunidad política absoluta). A pesar de la guerra de baja intensidad que libran la RFEF y el propio Tebas hace mucho tiempo, el episodio del bolígrafo-grabadora dejó atónito al mundillo federativo y a sus excompañeros en la Liga (donde había dejado buen recuerdo). El relato, muy resumido, es el siguiente: poco después de ser destituido como director de servicios jurídicos de la RFEF para nombrar a Pedro González Segura, García Caba empezó a ser degradado en la Federación, hasta el punto de ser expulsado de la delegación que asistió a la final de la Europa League en mayo de 2022.

«Miguel, el presidente, no te quiere aquí», le dijo en Sevilla antes del partido un alto cargo a García Caba, que se tomó en solitario un AVE a Madrid al borde de las lágrimas, como contó a ABC un testigo. Días después, el 'proscrito' (o gran actor) telefoneó a Gerardo González Otero, exsecretario general de la RFEF y hombre cercano a Javier Tebas, para que convocase una reunión de urgencia con el presidente de la Liga.

El entonces vicesecretario de la Federación decía que no aguantaba más: quería «cantar La Traviata» y revelarle a Tebas los trapos sucios de Rubiales. A Tebas le olió sospechoso, y pidió a Carlos del Campo, su Director Adjunto a la Presidencia (e íntimo amigo de García Caba), que investigase si lo de Sevilla había ocurrido en realidad antes de aceptar la reunión. Esta se produjo finalmente el 28 de mayo. Pocas semanas después, 'OK Diario' publicaba esas conversaciones en varias entregas, denunciando un complot de Tebas y González para derribar a un Rubiales muy cuestionado por los 'Supercopa Files'.

La reunión con Tebas marcó un punto de inflexión en la situación del abogado dentro de la RFEF; fue readmitido en la normalidad después de destruir parcialmente su prestigio cuando se vio obligado a bajar al barro definitivamente y reconocer en una entrevista que había hecho esas grabaciones: «Las grabé para protegerme, y gracias a Dios que lo hice», declaró: «De lo contrario, sería imposible desmontar el relato de Javier Tebas y así se demuestra su actitud y cómo utiliza a Gerardo González en esta trama».

A consultas de este periódico, González responde hoy: «Tras su vil interpretación de hace un año y como fiel representante de los valores de la Federación de Rubiales, solo cabían dos pagos a García Caba por los servicios prestados: el marquesado de Salobreña o su nombramiento como responsable de 'integridad'».

Excompañeros en la Liga y el Real Madrid, además de periodistas, reaccionaron entonces con estupor ante el descenso al lodo del especialista en Derecho Administrativo y Derecho del Deporte con estudios en la Sorbona que en su currículum podía incluir también varias universidades de prestigio, la UEFA, el Comité Olímpico Español o la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.

Según un amigo de la infancia, en García Caba destacaron siempre dos cualidades. La negativa, «que era muy interesado, cosa que iría creciendo con la edad». La positiva, que «trabajaba mucho y tenía mucha ambición: cuando los demás nos íbamos a jugar al futbolín, él se quedaba en casa estudiando». Casado y sin hijos, la gran afición de este experimentado letrado es el deporte: «Futboleando voy», informa en su cuenta de Twitter. Además, le encantan el tenis, el pádel y correr.

La primicia de su nombramiento la dio 'Relevo' en mayo: ni la Federación lo anunció jamás, ni García Caba actualizó su perfil en las redes sociales. Se trataba del tercer director de Integridad de Luis Rubiales en menos de cinco años: la primera, Ana Muñoz, dimitió por la Supercopa de Arabia; la segunda, Elvira Andrés, es hoy una persona con mucho peso en la Comisión Gestora que trata de controlar el maremoto en una entidad descabezada.

La Federación, en conversación con ABC, explicó tras su nombramiento que García Caba había sido crucial para desmontar una revuelta urdida por la Liga contra Rubiales, además de ser «uno de los mejores especialistas europeos de derecho del deporte». «Fue la persona», recalcan, «a la que intentó comprar Javier Tebas a cambio de un contrato en la liga para sacar documentación confidencial de los servidores federativos, algo que él mismo pudo demostrar. Esto tuvo especial valor en un momento en el que algún otro empleado que ya no está en la plantilla de la federación, manipuló y filtró documentación a la prensa y se asesoró personalmente por el mismo Javier Tebas» (en referencia a Juan Rubiales, tío del presidente y otrora su mano derecha, hoy enemigo acérrimo).

La principal pregunta no contestada aún sobre aquellas grabaciones es: ¿cambió García Caba de criterio sobre la marcha, o tenía pensado desde el principio traicionar a Gerardo González, Javier Tebas y su amigo Carlos del Campo? Entre las hipótesis que se manejan figura la de haber sido víctima de alguna extorsión (participó, por ejemplo, en la célebre barbacoa-orgía de Salobreña –investigada por la Justicia– con el resto de la directiva federativa en el verano de 2020). En la Liga, hace un año, cuando se disipó el estupor, algunos le insultaron y otros le llamaron «inocentón». En mayo su nombramiento se efectuó con sordina, sin publicidad. Sea cual sea la versión auténtica, una cosa queda clara: aquella grabación resolvió sus problemas con la Federación. Con perspectiva, puede decirse que el precio a pagar fue demasiado elevado.

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