Atletismo
Ana Peleteiro: «En la vida me he encontrado a un 'hater' en la calle»
La gallega continúa su camino hacia París convencida de que aún puede mejorar «veinte o treinta centímetros más» para luchar por el oro olímpico
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Aunque lo intenta, el rostro de Ana Peleteiro (Ribeira, 1995) no puede ocultar el cansancio acumulado. La flamante campeona de Europa de triple salto, casi recién llegada de Roma, hace parada en Madrid, donde participa en el mitin de la capital en Vallehermoso y presenta el documental 'Detrás de la medalla', que se estrenará en La Sexta, junto a YoPro, uno de sus patrocinadores. París se acerca, y los 14,85 metros que firmó junto al oro continental elevan sus ilusiones.
-¿Cómo está? ¿Qué adjetivo define su estado emocional ahora mismo?
-Plena.
-Acaba de regresar de Roma con un oro colgado del cuello, fue bronce en el Mundial en pista cubierta. ¿Esperaba estos resultados o pensaba que el camino a París sería más lento?
-Más lento seguro que no. Porque el tiempo hasta llegar allí es el que es. No se puede parar. Lo que tenía que hacer era adaptarme a ese tiempo de la mejor manera posible. En todo momento pensé que las cosas se darían como se están dando. Así que estoy muy feliz de que esté siendo así.
-El año pasado se quedó fuera del Mundial de Budapest, primer objetivo que se había impuesto tras la maternidad, y…
-No, el año pasado no me quedé fuera del Mundial. El año pasado me clasifiqué. Podría haber estado, pero fue decisión mía no ir, consensuada con mi Federación. Y fue una decisión muy inteligente por mi parte. Mi objetivo el año pasado era volver a la alta competición, volver a estar por encima de 14 metros, que salté no sé cuántas veces. Como unas diez… O sea, que acabé la temporada feliz, orgullosa y en el punto que quería acabarla, que era cien por cien disponible para empezar este año de cero, como si no hubiese dado a luz. En forma y preparada para afrontar lo que viene. Y la acabé feliz y de vacaciones con mi hija, que también era lo que quería.
-¿No hubo frustración?
-Sería egoísta conmigo misma decir que había frustración cuando habían pasado seis meses desde el parto. Sería demasiado injusto.
-Jordan Díaz nos dijo que en París tendría que saltar por encima de 18 metros para lograr medalla, algo que ya ha conseguido. En su caso, ¿tendrá que saltar 15 metros para subir al podio?
-Yo creo que sí. No hay una clara favorita y eso hará que todas las que estemos ahí demos un poco más, porque todas queremos el oro. Será una lucha bastante interesante, con todas ahí, muy a tope.
-¿Ha visualizado cómo sería su salto perfecto? ¿Qué le falta para conseguirlo?
-No considero que haya un salto perfecto. Sobre todo en el triple, que son tres saltos. Es muy difícil. Siempre va a haber algo que falle. Pero creo que el de Roma (14,85 metros) fue un salto que para mi técnica rozó la excelencia. Por supuesto que creo que lo puedo hacer mejor, estar en mejor forma y que ese salto sea veinte o treinta centímetros más. Porque lo bueno del triple es que tenemos tres saltos para mejorarlo. Así que creo que voy por el buen camino. Pero el salto perfecto… Es que ni el de Jonathan Edwards es perfecto. Siempre va a haber algo que mejorar.
-¿Cómo celebraría el oro en París?
-No tengo ni idea. Con mi familia, rodeada de los míos y bebiendo champán, que para eso estoy en Francia. No sé si lo podré celebrar ese día, porque recuerdo en Tokio que llegué a la Villa a las dos de la madrugada. Pero si no, será otro. No me gusta pensar en cómo voy a celebrar el oro, sino en cómo lo voy a conquistar.
-¿Piensa mucho en ese día?
-Es una imagen que me viene todos los días. Más ahora, que queda un mes y pico. No es nada... Me da un poco de ansiedad pensar en lo poco que queda. No, no es ansiedad, eso lo controlo. Es histeria. Quiero que llegue y a la vez que no llegue. Pienso en los poquitos entrenamientos que me quedan, en si me dará tiempo… Solo me da miedo que llueva. Pero bueno, en Roma llovió y no me afectó. Pero París es una ciudad lluviosa. Estuve el otro día y parecía invierno. Me da miedo que no haga calorcito. Yo visualizo un día de calor extremo, que se caigan los pájaros. Espero que así sea.
-El deporte vive un momento convulso, con jugadores de la selección francesa pidiendo a sus compatriotas votar para frenar a los extremos. Usted tampoco se calla nada. ¿Nota que algo está cambiando?
-A ver, yo creo que no está cambiando nada. Pero la gente sabe lo que se ha vivido en Europa hace unos años y no quieren volver a estar en el mismo lugar. Informar a la gente a lo mejor ayuda a que recapaciten. Y hay gente con altavoz que lo está usando para que no nos despistemos. Porque el no votar tiene consecuencias en ese debate.
-Hay otros deportistas que siguen prefiriendo no mojarse. ¿Le parece una opción válida?
-Sí. Al fin y al cabo yo tampoco me mojo muchas veces. En pocas ocasiones se me habrá oído hablar de política. Es verdad que por mi discurso la gente me pone en un lado o en otro. Yo tengo mis valores, pero no tengo por qué convencer a nadie de votar a un lado o a otro. Cada uno tiene que ser libre. Pero cuando se trata de derechos humanos y de respeto, todos deberíamos hablar y expresar nuestro sentimiento.
-Hace unos días denunció de forma muy contundente que hay racismo en España. ¿No teme que le pase factura esa rotundidad?
-Me duele decirlo como española. Y me da mucha rabia porque yo misma, sin ser consciente, a lo largo de mi vida he llegado a tener comentarios que podían ser racistas. No por intención, sino por desinformación. Yo he vivido rodeada de españoles y no he tenido ningún contacto con nada africano, que es de donde serán mis raíces, supongo. No conocía a nadie musulmán, por ejemplo. Y yo misma decía: 'qué malo, es que hay mucho terrorismo ahí'. El que tiene prejuicios hacia otra raza o cultura es porque la desconoce y le da miedo. Lo más importante para erradicar ese movimiento racista es expresar y hablar. Animar a la gente a conocer más allá de lo que hay en su barrio o en su ciudad. A mí me ha servido mucho vivir en Portugal o en Francia. Me ha abierto los ojos de una forma increíble. Y he tenido suerte de conocer otras culturas, de dejar de sentir ese miedo, de juzgar. Mi marido siempre dice que no hay que generalizar con nada y por eso yo siempre he dicho que no hay racismo en España, porque no me gusta generalizar por cuatro imbéciles. Pero creo que ahora hay que decir que sí lo hay, y que hay que erradicarlo. Decirlo para que la gente, antes de soltar una estupidez de comentario, se lo replantee dos veces porque a lo mejor tiene unas consecuencias.
-¿Es un fenómeno exclusivo de las redes sociales? ¿Fuera de ahí ha tenido algún problema?
-En la vida me he encontrado a un 'hater' en la calle. Me he encontrado a cien mil personas que me han venido a dar un beso, a decir que me admiran y que soy lo más. Jamás me he cruzado con nadie que me haya dicho 'yo soy el que te ha dejado ese comentario'. Esos son pobrecitos de la vida, gente desamparada a quienes le va mal, que nunca han conquistado nada. Estresados sin cosas bonitas ni amor en su día a día. Con esos comentarios desahogan sus penas. Quieren hundir al que está brillando. La mayoría es gente que no tiene nada que hacer. A mí me da un poco igual, pero hay mucha gente a la que le afecta.
Racistas
«Nunca me he encontrado a uno en la calle. Son pobrecitos de la vida, estresados sin amor en su día a día»
-¿Qué hace especial a su deporte, el atletismo, respecto a todos los demás?
-Mira, yo siempre pongo el ejemplo de mi primo Javi. Vive en Londres y era el típico futbolero a tope, como la gran mayoría. Nunca me había visto competir y fue por primera vez al Mundial de 2017. Estadio Olímpico de Londres, 70.000 personas y un show de deportes diferentes en el mismo sitio. Le gustó tanto que a partir de entonces siempre se coge las vacaciones para ir a ver los campeonatos. Y cada vez lo disfruta más. Ver atletismo en vivo y en directo es un canteo. Si no te gusta correr, ves a alguien saltar. Y si no, te va a gustar ver a otro lanzar una jabalina a noventa metros. Lleva al extremo las capacidades físicas del ser humano. A quien no lo practica y lo ve por primera vez le explota la cabeza y hace que lo admire aún más. Y por cómo se retransmite por televisión, gana mucho verlo en vivo. El fútbol, por ejemplo, me gusta verlo en casa, con mis amigos, mis pipas y tomando una cañita. En el campo no veo la pelota. Me gusta verlo en el bar con los colegas. Y luego es que es el deporte rey de los Juegos Olímpicos… En Tokio me dijo un chico de esgrima que hasta que no empezaba el atletismo no empezaban los Juegos de verdad, y se me puso la piel de gallina.
-¿Cuántas medallas cree que sacará el atletismo español en París?
-Es que unos Juegos Olímpicos… En Tokio fui yo sola. Ojalá en París puedan ser muchas más. Cuatro o cinco se pueden sacar. Otra cosa es llegar allí y hacerlo, porque es una exigencia muy grande.
-¿Y el deporte español en general?
-Es que no sé ni cuántas se suelen sacar. Creo que el récord está en Barcelona, ¿no? Ojalá lo mismo, pero no lo creo.
Auge de los extremistas
«Hay gente con altavoz que lo está usando para que no nos despistemos. No votar tiene consecuencias»
-¿Se hará fotos con algún ídolo en la Villa Olímpica?
-Yo me haría fotos con todo el mundo. ¿Sabes qué pasa? Ahora mismo no hay tantas estrellas inaccesibles como hace diez años. Por ejemplo, en Pekín estaría con Kobe Bryant, Pau Gasol, Rafa Nadal, Michael Phelps… Había muchas más estrellas internacionales. A lo mejor, como estoy dentro del deporte y tengo más acceso a conocerlos no me sorprende tanto. Sí quiero una foto con Simone Biles, porque me parece la pera y voy a ir a pedírsela. Aparte, iré con Ray (Zapata) para que sepa que conozco a la 'crème de la crème' de la gimnasia. Me quedé con ganas de conocer a las hermanas Williams, que eran mis referentes cuando era pequeña… Hay personas que, por no ir a Río, perdí la ocasión de conocerlas y me da mucha pena.
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¿Y piensa en el día después a que se acabe el atletismo?
Seguiré haciendo lo que hago. Ahora compagino el deporte con mis redes sociales y mis empresas, que siguen creciendo y ya tengo cuatro. Espero que en unos años sean muchísimo más grandes. Seguiré haciendo cosas de cara al público. La televisión es muy exigente y ahora no me lo puedo permitir de forma asidua. Pero es algo que me gusta y que creo que se me da bien.
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