De viaje por Irán, hachazos a un régimen en descomposición
François-Henri Désérable narra en 'El deterioro de un mundo' su recorrido por un país agitado por la muerte violenta de la joven Mahsa Amini
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Decía Nicolas Bouvier que «un viaje no necesita razones» y François-Henri Désérable (Amiens, 1987) se lo tomó al pie de la letra después de leer 'Los caminos del mundo'. «El descubrimiento de Bouvier, a los veinticinco años, tuvo un impacto como he ... conocido pocos en mi vida del lector». A partir de ese momento, viajar -«partir»- se convirtió para él en una obsesión. Por eso su viaje a Irán a finales de 2022, en un momento en que hacerlo no era lo más recomendable. «¿Por qué no lo pospuse? Precisamente porque era peligroso: no había -o casi no- periodistas extranjeros en Irán a finales de 2022, y quería poder mirar a los ojos a estos jóvenes iraníes que se rebelan contra un régimen represivo», explica.
'El deterioro de un mundo. Una travesía por Irán' (Cabaret Voltaire) es el relato de un viaje que comienza a bordo de un avión, recibiendo una llamada de Asuntos Exteriores: «Se lo digo con toda claridad: renuncie». Y acaba, cuarenta días después, regresando a la fuerza. Unos tipos vestidos como ejecutivos lo abordaron en un restaurante y empezaron a hacerle preguntas. Tenía 24 horas para abandonar el Kurdistán y tres días para irse de Irán. De lo contrario, lo detendrían. No hacía mucho que había muerto tras recibir una paliza en prisión Mahsa Amini, una joven de 22 años que fue detenida por no llevar bien puesto el velo islámico.
'El deterioro de un mundo'

- Autor François-Henri Désérable
- Traducción Lola Bermúdez Medina
- Editorial Cabaret Voltaire
- Páginas 192
- Precio 18,95 euros
Este suceso provocó una oleada de protestas, dentro y fuera del país, y el régimen respondió con una dura represión, lo que incluía detener a extranjeros. Es lo que Désérable llama en su libro «diplomacia de los rehenes». «Sabía que existía un alto riesgo de arresto y detención arbitrarios. Cuando la Guardia Revolucionaria me interrogó, permanecí muy tranquilo. Fingí no saber nada. Funcionó», recuerda.
Aún en su treintena, Désérable ya tiene varios títulos en su haber que lo han puesto en la escena literaria francesa. 'Un tal Sr. Piekielny' (2017) estuvo entre los elegidos para el Goncourt y por otros libros anteriores recibió varios premios. Aunque su mayor logro es publicar con Gallimard, uno de los sellos más exquisitos en su país. Con su nuevo libro se ha pasado al terreno de la no ficción, al género de la literatura de viaje. ¿Por qué? «Yo jugaba al hockey sobre hielo, y todos los jugadores de hockey saben lo importante que es afilar las palas de sus patines de vez en cuando», responde. «Bueno, todos los escritores deberían agudizar su vista de vez en cuando. Cada día pasado en un mismo lugar embota la mirada considerablemente. Para agudizarla, lo mejor es alejarse de casa».



Bouvier, a quien toma como referencia para este libro, viajó a Irán a finales de 1953, apenas unos meses después del derrocamiento de Mossadegh y del regreso del Sha. «Y sin embargo, apenas se menciona esto en 'Los caminos del mundo'. A mí me resultaba difícil, si no imposible, cruzar hoy Irán sin mencionar el contexto político. Mi modelo no fue solo Bouvier, sino también Kapuscinski, que en 'El Sha' analizó los mecanismos que condujeron al advenimiento de la República Islámica», indica Désérable. En su viaje a Irán, el autor ha buscado a aquellos que se oponen al régimen. Estaban en las plazas, manifestándose de manera furtiva, sobreponiéndose al miedo.
«En la República Islámica, antes de hablar de política con un desconocido, es preferible tomar unas mínimas precauciones. Se empieza por sondear al interlocutor, se avanza 'piano a piano', por alusiones, insinuaciones, dobles sentidos», escribe. Son más de cuarenta años viviendo «con el gusto arenoso del miedo en la boca», pero la muerte de Mahsa Amini, sostiene, supuso un vuelco. «Si hablo de deterioro es porque, en realidad, este régimen ya está muerto: es como un árbol alcanzado por un rayo, que se descompone sobre su base. Cada voz que se alza, cada manifestación es como un hachazo a una madera muerta», reflexiona. Sin querer arriesgarse a hacer predicciones, da por hecho que la República Islámica acabará cayendo: «Nunca he conocido un país donde hubiera tanta desconfianza hacia el régimen».
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Cuenta Désérable que el caso que más le conmovió fue el de una joven muy involucrada en las manifestaciones. «No tenía miedo de morir, pero sí de ir a la cárcel, y se preparaba para ello aprendiendo poemas. Si un día la arrestaban y la privaban de su dignidad, si la torturaban, habría una cosa que no le iban a quitar: los versos que sabía y que podría recitar mientras esperaba su muerte o su puesta en libertad. Cuando escuchas esto de boca de una chica de 18 años, cuando tienes el doble de su edad pero ni la cuarta parte de su coraje y eres escritor, es casi un deber escribirlo, dar testimonio de ello», declara. En Occidente, en cambio, «hemos visto a 'influencers' en Instagram cortarse un mechón de pelo, entre dos publicaciones para promocionar un pintalabios...».
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