Urdaibai, donde la naturaleza esconde tradiciones insospechadas
Esta reserva de la biosfera situada en Vizcaya se ha convertido en un atractivo turístico por sus paisajes, sus pintorescas fiestas y sus exhibiciones de deporte rural vasco
España, líder mundial en reservas de la Biosfera
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A tan solo 30 minutos de Bilbao la Reserva de la Biosfera de Urdaibai deslumbra al viajero con el verde que sus parajes conservan sea cual sea la época del año y el azul intenso de su costa salvaje. Resulta el complemento perfecto a cualquier ... visita a Bilbao y permite darse un respiro después de sentirse abrumado con la majestuosidad del Guggenheim de Bilbao y el bullicio de la urbe. Si la visita se realiza en verano, muy posiblemente nos veremos inmersos casi de forma involuntaria en alguna de sus curiosas tradiciones.
«Llegar hasta aquí ya es en sí una experiencia», aseguran desde la asociación Urremendi, que trabaja para el desarrollo de la comarca. Porque una de las opciones es sumergirse en Urdaibai a bordo de un tren de cercanías que permite disfrutar sin prisas de uno de los espacios naturales del País Vasco. El cabo de Ogoño, Machichaco, las playas de Laga y Laida o la isla de Ízaro son solo algunos de los tesoros naturales que Urdaibai guarda a buen recaudo.
Es precisamente esa última isla, la de Ízaro, la protagonista de una de las tradiciones más pintorescas de la zona. Cuenta la leyenda que, tras años de polémicas, las localidades de Bermeo y Mundaca se batieron en duelo para dilucidar a quién pertenecía el islote. Acordaron celebrar una regata cuando al día siguiente cantara el gallo con el alcalde de Elanchove como juez. Bermeo ganó la contienda entre acusaciones de trampas de los mundaqueses. Desde entonces, cada año la alcaldesa de Bermeo se hace al mar y al grito de «hasta aquí llegan las aguas de Bermeo», tira una teja para reivindicar que la isla está dentro de su terreno.
En realidad, Bermeo, Mundaca y Elanchove son solo tres de los 20 municipios que forman la comarca del Urdaibai. Se encuentran diseminados en una maraña de bosques y marismas donde la oferta turística es realmente variada. Se pueden realizar actividades acuáticas que van desde el surf al kayak o rutas de senderismo para todos los niveles. Desde el año pasado también funciona un proyecto de cicloturismo para los amantes de la bicicleta. «Es un ritmo diferente al de Bilbao, más tranquilo y más rural», describen desde Urremendi.
Del caserío a la fiesta
Buena muestra de ese carácter rural se puede encontrar en la localidad de Guernica, uno de los núcleos urbanos más importantes de la reserva de la biosfera. A mediados de agosto, la localidad se viste de fiesta para honrar a San Roque y da una buena muestra de los concursos más tradicionales. Su programa de fiestas incluye exhibiciones de deporte rural vasco. Son competiciones que tienen su origen en el trabajo rural. Hubo una época en la que en los caseríos se lanzaban desafíos basados en las labores cotidianas entre los vecinos y esa tradición se mantiene en numerosos lugares del País Vasco.
Las competiciones más conocidas son el levantamiento de piedras de los 'harrijasotzailes' o la prueba de cortar troncos de los aizcolaris, que tiene su origen en la tala de leña. Pero las modalidades pueden ser tan numerosas como sorprendentes. El programa de Guernica contempla carreras de 'txingas', que consisten en recorrer la mayor distancia posible con una pesa en cada mano; tronza, donde los competidores tienen que cortar lo más rápido posible troncos de determinadas medidas con una sierra; levantamiento de fardo, donde hay que levantar el mayor número de veces un fardo de paja a una altura determinada mediante una polea; o la recogida de mazorcas, que colocadas a en filas a 1,25 metros de distancia hay que recogerlas lo más rápido posible.
En el Cantábrico
La comarca del Urdaibai está indiscutiblemente ligada al mar. Tanto es así, que los barcos se convierten en un transporte más para trasladarse de un lugar a otro. De ahí que muchas de sus tradiciones también estén ligadas a la tradición marinera de la zona. Bermeo celebra a finales de mayo la Feria del Pescado. El Consistorio se plantea la cita como una forma de dar a conocer una tradición marinera que se está perdiendo. Por eso, junto a la venta de productos del mar también se organizan salidas en barco, visitas a conserveras y atuneros o pasacalles que reproducen tradiciones marineras.
En los puertos de la zona también se vive otra de las tradiciones más arraigadas en las fiestas. La competición de cucaña es tan vistosa como animada en las localidades de Mundaca, Bermeo o Guernica. Los competidores tienen que intentar avanzar por un palo horizontal que se coloca sobre el agua del puerto y coger la bandera que está situada en el otro extremo. No es solo una cuestión de equilibrio. El palo está cubierto de grasa y es extremadamente resbaladizo, por lo que las caídas y las risas están aseguradas.
Es el complemento perfecto a cualquier visita a Bilbao: «Aquí el ritmo es más tranquilo y más rural»
Probablemente después de tanta fiesta a más de uno le entren ganas de tomarse un respiro. Una de las opciones de Urdaibai puede ser escaparse hasta la iglesia de San Juan de Gaztelugache, archiconocida por su aparición en la serie 'Juego de tronos', y subir los 241 escalones para tocar la campaña y contemplar las imponentes vistas de la costa. No muy lejos de allí también se encuentra el bosque de Oma, el mundo mágico que creó Agustín de Ibarrola en la década de los 80. Las 47 obras pintadas sobre los árboles en distintos planos de profundidad atrapan al visitante con figuras que se mimetizan con la naturaleza. «No sé si la gente viene buscando tradición, pero cuando están aquí lo disfrutan y lo agradecen», resumen desde Urremendi.
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