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La tarde que era de Ponce se la llevó Talavante

El maestro valenciano cortó una oreja mientras que el extremeño se llevó dos del quinto. David Galván, una

El diestro Enrique Ponce este viernes, durante la primera corrida de la Feria de Pentecostés EFE
Ángel González Abad

Ángel González Abad

Nimes (Francia)

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Cuando Enrique Ponce pisó la arena de Nimes, dos mil años de historia lo contemplaban, las piedras milenarias del coliseo se fundían con el aliento de miles de aficionados entre los sones del Toreador de Bizet. Envuelto en su capote de paseo también rondaba una ... historia, un relato de ilusión, de vida, de gloria, de no pocos días amargos y, sobre todo, de esfuerzo. Bajo un vestido lila y oro revoloteaba el niño que hace casi cuarenta años jugaba a soñar con ser torero, el joven matador que sorprendió a todos al apostar, y ganar, por seis toros en su Valencia cuando sus compañeros renunciaron, el hombre que se encaramó en lo más alto para mantenerse allí durante más de tres décadas. Hasta Lironcito, el toro de Valdefresno de su histórica faena en Madrid, quiso asomarse entre los bordados para ver a su maestro con aires imperiales en el anfiteatro de Nimes.

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