Tensión, protestas y un Castella brillante en la segunda corrida en La México tras el fallo judicial
Los antitaurinos insisten con manifestaciones mientras el alcalde se pronuncia contra la tradición
La vuelta de los toros a La México dispara la expectación, la polémica y la reventa

En la segunda corrida de la Plaza México se han reiterado dos hechos del primer fin de semana de fiesta brava en esta capital: las protestas antitaurinas y un recinto a tope. Sin embargo, la principal diferencia en estas fechas de aniversario ha tenido lugar en el ruedo: dos orejas por parte del francés Sebastian Castella, que mostró un nivel de faena que no se había podido ver el domingo anterior.
Los minutos previos a la corrida han sido un 'deja vu' del fin de semana inaugural: protestas de antitaurinos, actos de vandalismo en torno al coso de Insurgentes, enorme despliegue de seguridad y agresiones verbales a los aficionados, que nuevamente evitaron caer en las provocaciones de un grupo que esta vez fue menos numeroso.
Las autoridades de La México instalaron carteles con frases e imágenes de figuras de la cultura adeptas a la fiesta brava, como los escritores Ernest Hemingway u Octavio Paz.
La tensión tuvo en esta ocasión una carga política porque el alcalde de la Ciudad de México, Marti Batres, perteneciente al oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), optó por manifestarse abiertamente contra las corridas de toros.
Las corridas se confirmaron al límite de los tiempos judiciales cuando un tribunal colegiado revocó un fallo de primera instancia que el pasado miércoles había ordenado, una vez más, suspender las corridas.
El toro que abrió la tarde fue Bendita Libertad, cornidelantero de 484 kilos, embestida noble pero que se vino a menos, con el que confirmó la alternativa el mexicano Isaac Fonseca. El diestro emitió proclamas en favor de la libertad y de las corridas -«¡señores, viva la fiesta brava; libertad!»- lo que calentó al público, al tiempo que realizaba una vistosa faena, cambiándose al toro por la espalda y aplicando la suerte suprema a la segunda estocada. Saludó una gran ovación.
Luego vino el turno de Castella, que se enfrentó a Agradecido. Después de cuatro años de su última aparición en La México, mostró un toreo fluido que desató varios «oles» y remató de una estocada. El presidente autorizó la oreja demandada por los aficionados.
Rechifló el público a Gordolobo, de 530 kilos, que salió muy suelto a tablas y necesitó de una faena trabajosa por parte de Leo Valadez, que atrapó con las zapopinas en el capote y en esas manoletinas últimas. Pinchazo y una media estocada en buen sitio para cumplir su cometido y generar ovación.
En el segundo de su lote Castella coronó una tarde brillante en el coso de Insurgentes. Tuvo una faena disciplinada y de permanente ovación por parte del público, desde el saludode rodilla semiflexionada y las vistosas chicuelinas. Con mucho valor, anduvo por encima del toro, al que cazó de una estocada que le valía la oreja y la puerta grande.
Con quinto y sexto, sus compañeros de cartel fueron silenciado. El triunfo fue del francés Sebastián Castella, que sedujo a la afición de México.
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