Rakel Camacho: «Fassbinder es universal, y esa universalidad es muy difícil tocarla»
Nave 10 de Matadero estrena 'Las amargas lágrimas de Petra von Kant', del dramaturgo y cineasta alemán
Rakel Camacho dirige la función, que interpretan Ana Torrent, Aura Garrido, Julia Monje, Celia Freijeiro y María Luisa San José
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Fue Luis Luque, director de la Nave 10 de Matadero, quien ofició el matrimonio entre Rainer W. Fassbinder y Rakel Camacho. «Tenía mucha razón al pensar que Fassbinder y yo teníamos rasgos en común a nivel estético –sonríe la directora–, que ... los dos huimos del realismo y del mundo cotidiano; que nuestro teatro busca una estética, una potencia visual y formal, una tensión y una serie de elementos con los que crear estímulos al espectador; y que no todo está en la palabra».
Rakel Camacho estrenó ayer su montaje de 'Las amargas lágrimas de Petra von Kant', un texto que Fassbinder estrenó en 1971 en Fráncfort y llevó al cine un año más tarde. Los seis personajes que tiene la función original los ha reducido la directora, autora también de la versión, a cinco, que interpretan Ana Torrent, Aura Garrido, Julia Monje, Celia Freijeiro y María Luisa San José.
«Fassbinder era un defensor de la minoría, pero era muy consciente de que pertenecía a una burguesía. Y su teatralidad aparece en el artificio –sigue–. La obra cuenta, fundamentalmente, la destrucción de un sistema que no funciona; un sistema superficial, de cara a las apariencias, al escaparate, y hay una clara crítica a una sociedad burguesa y a su hipocresía. De ahí parte la incomunicación y, por lo tanto, la soledad».
Dice Camacho que «Fassbinder, como los grandes genios, es universal, y esa universalidad es muy difícil tocarla. La obra, escrita en los años 70, habla de cosas, como el divorcio o el matrimonio, que nos pueden parecer obsoletas, pero no lo son en absoluto. El texto es completamente actual». No se sitúa la versión ni en los años 70 ni hoy en día. «Me gusta trabajar un poco fuera del tiempo –dice–, pero por supuesto la estética es muy contemporánea; una estética 'kitsch', exagerada, 'camp', muy teatral. Petra es una diseñadora, y ese foco que he puesto en el artificio y la superficialidad le va al mundo de la moda».
La obra narra una relación lésbica entre las dos protagonistas. «En los años 70 –reconoce Rakel Camacho– tenía un significado muy distinto del que tiene hoy en día; ahí sí hay un cambio de paradigma. No se hablaba de historias de amor entre mujeres, pero lo revolucionario de Fassbinder, lo interesante, es que esos personajes son mujeres pero daría igual que no lo fueran, porque al final se está hablando de relaciones humanas, y Fassbinder decide contar las relaciones humanas a través de las mujeres».
La obra, sigue, habla también de relaciones de poder, y Fassbinder decide colocar a las mujeres en ese sistema de dominación; creo que lo hace como un juego. a ver qué pasa. Petra von Kant es –lo han dicho muchos estudiosos– un espejo del propio Fassbinder, y en la obra refleja una situación que él vivió con un amante y la escribió en un momento de desesperación, de absoluta necesidad de ser amado. Porque al final es una historia de soledad de alguien que quiere abandonarla».
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