«¡Que paren la tierra, quiero apearme!»: Miguel Delibes a viva voz
Un libro recoge los quince discursos que el escritor pronunció a lo largo de su vida, en los que mostró su preocupación por la naturaleza y por el devenir de la literatura
«Leyendo a Delibes se adquiere lucidez»
Cien años con Miguel Delibes

Novelas, cuentos, artículos de prensa, notas... Da igual el género que abordara, en todos ellos Miguel Delibes hizo gala de una prosa pulcrísima. «La palabra precisa, la que nombra la realidad con exactitud y belleza sin igual, es cualidad destacada de Delibes –asegura ... Ana María Martínez, catedrática de Lengua Castellana–. Así sucede también en sus discursos». Desde el primero que pronunció, en 1975 cuando entró en la Real Academia Española, hasta el último, de 2008, una carta abierta enviada a la Universidad de Salamanca tras haber sido nombrado doctor 'honoris causa'. En total, quince textos que se publican por primera vez todos juntos en 'Los discurso de Miguel Delibes. Naturaleza, literatura y vida' (Destino), y que expresan algunas de las principales preocupaciones del ciudadano Delibes: esencialmente, la naturaleza y la literatura.
«La naturaleza en la vida y en la obra de Delibes es el tema central de tres discursos: el de ingreso en la RAE, el del acto de investidura como como doctor 'honoris causa' por la Universidad del Sarre y el discurso-carta a la Universidad de Salamanca. Un arco de treinta y tres años: 1975, 1990, 2008», resume en el prólogo del libro la catedrática Martínez, encargada también de la edición. El más conocido es el primero de ellos, una «joya literaria» con un mensaje ecologista que medio siglo después siendo actual, por su defensa de la naturaleza frente al progresivo deterioro del espacio rural. 'El sentido del progreso desde mi obra', se llama el texto, que en los años posteriores fue revisado y reeditado varias veces.
Este discurso, que comenzó con un sentido recuerdo a su esposa Ángeles, fallecida poco antes víctima de un tumor cerebral –«con su desaparición ha muerto la mejor mitad de mí mismo–, tiene un grito final rotundo: «Porque si la aventura del progreso, tal como hasta el día la hemos entendido, ha de traducirse inexorablemente en un aumento de la violencia y la incomunicación; de la autocracia y la desconfianza; de la injusticia y la prostitución de la Naturaleza; del sentimiento competitivo y del refinamiento de la tortura; de la explotación del hombre por el hombre y la exaltación del dinero, en ese caso, yo gritaría ahora mismo, con el protagonista de una conocida canción americana: '¡Que paren la tierra, quiero apearme!'».
El otro gran discurso que define a Delibes es el que pronunció en 1994 cuando ganó el premio Cervantes, 'Una viva vivida'. Fue un discurso bello y pesimista, como publicó aquellos días la prensa. «La imaginación del novelista debe ser tan dúctil como para poder intuir lo que hubiera sido su vida de haber encaminado sus pasos por senderos que en la realidad desdeñó. En cada novela asume papeles diferentes para terminar convirtiéndose en un visionario esquizofrénico. Paso a paso, el novelista va dejando de ser él mismo para irse transformando en otros personajes», dijo, sobre su trabajo. Y cerró: «Yo no he sido tanto yo como los personajes que representé en este carnaval literario. Ellos son, pues, en buena parte mi biografía».
Los discursos reunidos del autor de 'El hereje' se pueden dividir en tres grupos, los que redactó para recibir premios y distinciones, los correspondientes a sus participaciones en congresos en los que críticos, hispanistas y lectores se reunieron para estudiar su figura y los de las cinco ocasiones en que fue investido como doctor 'honoris causa'. En el que pronunció en la Universidad Complutense de Madrid, en 1987, abordó otro de sus temas preferidos: la relación entre periodismo y literatura. «El periodismo es el borrador de la literatura», le gustaba decir. Y en aquella ocasión añadió: «Periodismo y literatura han sido en mi vida dos actividades paralelas que se han ido enriqueciendo mutuamente. [...] Considero el periodismo una escuela literaria».
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Entre los quince textos recogidos en 'Los discurso de Miguel Delibes' hay uno inédito, el que pronunció cuando ganó el premio Vocento a los Valores Humanos, «la primera escapada festiva tras una reclusión de dos lustros, abatido por una operación de cáncer, vivida en puro estado contemplativo, es decir, acallando mis dos grandes pasiones: escribir novelas y cazar perdices rojas. En este lapso he vivido sin vivir en mí, en una decadencia progresiva que no he sabido detener». La concesión de ese premio, aseguró, le había sorprendido enormemente: «¿Qué valores humanos habrá visto nadie en mí la última década? [...] ¿Es justo que se me otorgue a mí este premio, cuando son tantos los hombres que hoy se desvelan por salvar a la Tierra?». La lectura de estos discursos reunidos dan la medida de un hombre culto, sensible y comprometido.
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