Andrés Calamaro: «Es paradójico que la generación de españoles que menos penurias ha sufrido sea la que ha dinamitado España»
El próximo viernes, el artista argentino lanza 'Honestidad Brutal Extra Brut', una reedición antológica con abundante material inédito
«Las redes son el Apocalipsis del sentido común»: la honestidad brutal de las mejores frases de Calamaro

Nueve meses entre el '98 y el '99, quince estudios de grabación, cuatro ciudades diferentes. Eso es lo fácil, el cuándo y el dónde. El cómo, eso ya es más cosa de chamanes. «Con una o dos maletas llenas de tapes de dos pulgadas grabadas ... en velocidad treinta», Andrés Calamaro pasó el fin de siglo «conociendo gente, desconociendo a otra, durmiendo días enteros y viviendo otros días durante tres días y sus noches. Pero siempre grabando y grabando» el que sería uno de sus grandes discos, el totémico 'Honestidad Brutal'.
Veintitrés años después de su publicación, huyendo de todo lo redondo, se publica 'Honestidad Brutal Extra Brut', una reedición con abundante material inédito que motiva una entrevista epistolar con el autor, que reproducimos aquí sin cortar ni adulterar, tal cual fue enviada y devuelta.
—Doy por hecho que ha estado muy involucrado en todo lo relativo a esta reedición, ¿me equivoco? ¿Cuál ha sido su mayor quebradero de cabeza dando forma a 'Honestidad Brutal Extra Brut'?
—No se equivoca usted, estuve completamente involucrado en cada estadio de las hechuras del álbum; la grabación original, la edición para 'long play', el disco para el Record Store Day, la selección de 45 inéditas y alternativas, el diseño, la portada y los videos. Como siempre y en todos los discos de los que -tengo noticia- existen. No fue un 'quebradero de cabeza' pero fue un servicio prolongado que empezamos la primavera anterior; elegimos 45 entre cientos de opciones y recortamos los tiempos del disco original para prensar tres discos de vinilo. Escuchamos con agrado los descartes que en su momento consideramos oportunos o infumables, sin problemas.
—De las sesiones de grabación en Buenos Aires, Madrid, Nueva York y Miami, ¿cuál se ha quedado mejor archivada en su memoria?
—Mis olvidos son más y más interesantes que 'mis memorias' o recuerdos. Me consta que estaba allí pero son mis amigos (los más valientes) los que recuerdan detalles extremos. Las sesiones (grabaciones) las recuerdo a grosso modo, los estudios, quiénes grabamos, cómo empezamos… esas cosas. El archivo de olvidos es formidable.
—En las dos canciones de 'The lost weekend sessions' ('Clonazepam y circo' y '17 y 3'), su voz es increíblemente penetrante y más dylanita que nunca. ¿Cuándo, cómo y dónde grabó esas sesiones?
—'El fin de semana perdido' fue uno o más fines de semana, quizás (el nombre entrecomillado) haga referencia a una de aquellas maratones de las que, es improbable e inoportuno, recordarlo todo. Rentábamos estudios de a pares para seguir grabando luego de demasiadas horas de música; es posible que 'Lost Weekend' haya sido grabado entre dos estudios de la Ciudad de Buenos Aires: Circo Beat y el Pie… entre los barrios de Urquiza y Devoto. Recuerdo detalles, claro. Algunos imperdonables y otros borrados del disco duro.
«Sigo esperando que suene el timbre de casa y sea Maradona»
—'Honestidad Brutal' es sin duda uno de esos discos que necesitan más de una escucha «por su extensión y su intensidad dramática», como usted mismo dijo una vez. ¿Cómo cree que se va a digerir esta mega-antología en tiempos de zapping cultural?
—Todos los discos necesitan repetidas escuchas. Es la única forma de escuchar discos. Luego los discos pueden esperar a que los oyentes maduren un poco. Es normal. La música nos espera el tiempo que haga falta.
—Tanto en mentideros culturetas como en la plaza del pueblo, siempre se oye decir que este es su «disco más redondo». Yo creo que 'Alta Suciedad' lo fue un poquitín más, que fue su obra más apolínea, ¿usted qué opina?
—Los discos eran completamente redondos, no tanto los cassette. Estoy de acuerdo contigo, no es un disco que intente ser 'redondo' (bien hecho y con todo en su justa medida) porque consiste en un disco exagerado y ofensivo, fuera de la forma normal de grabar discos.
«El rock sigue siendo una referencia cultural indispensable que está en todas partes. Hasta los reguetoneros son rockeros, como diría Silvio Melgarejo en presencia del divino duende de Jesús Quintero»
—De las fotos inéditas de Jerónimo Álvarez y Javier Salas que se incluyen en el libreto, ¿cuál le emociona más y por qué?
—Creo que no me emociono viendo fotos mías propias. No soy una persona demasiado emotiva.
—La grabación original de 'Hacer el tonto' con Maradona es una de las joyas obvias de esta reedición. ¿Cómo fue aquella sesión? ¿Cuál es su recuerdo más bonito en compañía del Pibe? No tiene por qué ser esa grabación…
—Una persona maravillosa que nos dio, a quienes tuvimos la fortuna de conocerle, momentos extraordinarios 'dentro y fuera de la cancha'; nos brindó amor, ingenio, sabiduría, elegancia, mundo y lo inexplicable. Sigo esperando que suene el timbre de casa y sea él.
—La inmensa mayoría de las púas de guitarra que vienen de regalo con el disco se quedarán en estanterías (en lugar de ser usadas para tocar guitarras), como un objeto más del museo del rock'n'roll. ¿En su opinión es una música tan agotada como dicen algunos?
—Es normal idealizar décadas anteriores (perdidas) como épocas extraordinarias, se añoran los sesenta, los setenta … ¡hasta los ochenta y los noventa! Y realmente fueron épocas interesantes, sofisticadas y aventureras. Ocurre que -una década- es demasiado tiempo para un hombre, las personas se agotan y -con ellas- la música bien entendida. Creo que el Rock sigue aprendiendo nuevos idiomas, sigue siendo una referencia cultural indispensable. Está en todas partes mientras el mundo siga siendo interesante.
—¿Hay vida para el rock'n'roll en España en particular?
—Los géneros contemporáneos requieren del rock'n'roll y sus cosas lindas; definimos cómo son las giras buenas y cómo estar en un escenario amplificado. Le dimos sonido a la libertad, al surrealismo, el deseo y el sentido del humor. Los urbanos son bastante rockeros, incluso los acérrimos reguetoneros, diría Silvio Melgarejo en presencia del divino duende de Jesús Quintero.

—Si tuviera el poder de hacer algo (tangible o intangible) que cambiara España para siempre, ¿qué sería?
—Volver a los últimos compases del siglo veinte y no cambiar nada o casi nada. Que no haya cambiado, que no cambie más. Qué paradoja, quienes menos sufrieron las penurias de la historia son quienes más han reprochado (reprochan) y dinamitado España, la mayoría privilegiados que no tuvieron un problema en su vida; ni la guerra, ni la posguerra … como mucho el tardofranquismo o la transición. Me permito decirlo puesto que he vivido mi infancia y adolescencia bajo siete u ocho dictaduras militares, Argentina sigue siendo áspera; allí casi todos dormimos con una matraca debajo de la almohada.
«Bob Dylan es como la Reina de Inglaterra pero 'still alive and well'»
—He leído que cuando presentó 'Honestidad Brutal' en el Luna Park en abril del 98, su concierto coincidió con otro de ¡Bob Dylan y los Stones!, juntos en el estadio de River. ¿Fue así? ¿Quién ha envejecido mejor de los tres?
—Es verdad, dimos dos conciertos en el Luna y coincidimos en uno, todos llenos de público y con entradas agotadas. Creo que Bob Dylan se viste mejor que Mick Jagger, ambos envidiables, discretos y ejemplares. ¡Yo todavía no he envejecido!
—Creo que fue justo un año después cuando fue telonero de la gira española de Dylan, y que una noche él le vio desde el escenario y se dirigió a usted diciendo «mi amigo Andrés Calamaro». ¿Qué significan para ti esas cuatro palabras?
—¡Creo que me presentó como 'El Rey del Ritmo' en Andalucía! Espero que seamos amigos y creo que es posible, los cantores somos como primos más o menos lejanos; nos tenemos estimación natural. Bob Dylan tiene la inteligencia de un genio, es probable que advierta cada ligero movimiento y sonido en… el universo. Es como la reina de Inglaterra pero todavía viva y bien.
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