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Muere el escritor Fernando Sánchez Dragó a los 86 años

Según fuentes familiares, el autor ha fallecido de un ataque cardiaco en su casa en la localidad soriana de Castilfrío de la Sierra

La última entrevista de Sánchez Dragó: «Filtrar el discurso de Tamames es un jarro de agua fría que da armas al Gobierno»

El último mensaje de Sánchez Dragó, dos horas antes de su muerte, con su gato Nano

El escritor Fernando Sánchez Dragó José Ramón Ladra // Vídeo: EP

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El escritor Fernando Sánchez Dragó ha fallecido esta mañana de un infarto a los 86 años en su casa en la localidad soriana de Castilfrío de la Sierra.

Nacido en Madrid en Madrid en 1936, el autor ha fallecido a causa de un infarto, de acuerdo con fuentes familiares. Sánchez Dragó aparecía en Twitter apenas una hora antes de la noticia de su muerte. «El gato Nano me da los buenos días. Él sabe que en la cabeza está el secreto de casi todo», ponía en su cuenta oficial en la red social.

Recientemente, volvía a saltar a la arena política de nuestro país con la moción de censura planteada por Vox en el Congreso. Fernando Sánchez Dragó fue el primero al que se le ocurrió que su compañero de lucha antifranquista Ramón Tamames fuera el que liderara la acción frente a Pedro Sánchez, la segunda en dos años y medio. «Tenemos un Gobierno con muchas deficiencias que está dejando tierra quemada a sus espaldas. La mayor parte de las instituciones han sido devastadas. Era conveniente y necesaria. No va a servir para derribar al Gobierno, pero sí para airear sus deficiencias más todavía», declaraba en una entrevista a ABC con este motivo.

Tamames ha hecho unas declaraciones también en este periódico nada más conocer el fallecimiento del escritor, con quien compartió amistad durante casi 80 años: «Qué pena, qué barbaridad», ha manifestado el catedrático mostrándose afectado. «Es tremendo, me unía tanto afecto, especialmente en los últimos tiempos, como es bien sabido», ha señalado a ABC.

Provocador y controvertido, Sánchez Dragó protagonizó a lo largo de su vida sonadas polémicas, como su confesión de haber mantenido relaciones sexuales con dos «lolitas» de 13 años en Tokio, en 'Dios los cría... y ellos hablan de sexo, drogas, España, corrupción...', o la última, referida a la maternidad por gestación subrogada de Ana Obregón. «Mi hijo pequeño tiene diez años y yo 86. Fue concebido a pelo, sin más, como toda la vida, como se ha hecho siempre...», escribió en Twitter.

'Anarcoindividualista'

Fue nombrado hijo adoptivo de Soria en 1992. Precisamente, fue reconocido con el premio Castilla y León de las Letras 2022 el pasado 20 de febrero. La ceremonia de entrega del galardón suele tener lugar cada año en torno al 23 de abril, fecha en la que se conmemora el día de la Comunidad Autónoma. Sánchez Dragó deja pues a título póstumo el discurso que en nombre de los premiados iba a pronunciar en la gala.

A los cinco años fundó, dirigió y redactó un periódico autógrafo: 'La Nueva España'. Estudió Filosofía y Letras en la Complutense (secciones de Románicas y de Italiano) e intervino en las algaradas antifranquistas de finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta, lo que le valió cinco procesos, diecisiete meses de cárcel y siete años de exilio.

Se definía a sí mismo como un anarcoindividualista. Viajero infatigable, recorrió setenta y cuatro países y fue profesor de Historia, Literatura y Lengua Española en trece universidades de España, Italia, Japón, Senegal, Marruecos, Jordania, Kenya y Estados Unidos. Como periodista, fue enviado especial en muchos países de Asia, África y América, y trabajó en la Radiotelevisión Italiana, en la Japanese Broadcasting Corporation (NHK), en las publicaciones del Grupo 16, donde fundó el suplemento de libros Disidencias, en la SER, en Radiocadena (donde obtuvo el premio Ondas en 1988) y en Televisión Española.

Dirigía y presentaba en la Dos el programa de libros 'Negro sobre blanco'. Era colaborador habitual de 'El Mundo', 'Época', Onda Cero, la COPE y otros medios de información. Como escritor, publicó 'Gárgoris y Habidis. Una historia mágica de España', con el que obtuvo el premio Nacional de Ensayo en 1979. «Aventurero, polémico, provocador, culto, romántico, cervantino y quevedesco (si el oxímoron es posible), pícaro, caprichoso, pero sobre todo, libre, tan libre que a veces se despeña, pero ahí está la esencia de la libertad», decía en ABC Cultural Fernando Rodríguez Lafuente en 2021, cuando Dragó publicaba la segunda parte, 'Galgo corredor. Los años guerreros (1953-1964)'.

En 1992 se alzaba con el premio Planeta por 'La prueba del laberinto'. También fue autor de 'La España mágica'; 'Finisterre (sobre viajes, travesías, naufragios y navegaciones); 'Discurso numantino' o 'Las fuentes del Nilo'. Su último libro publicado es 'Paseo por el honor y la muerte', que llegaba a las librerías de la mano de la editorial Almuzara en 2022 y en la que el escritor hacía una defensa a ultranza de la tauromaquia. «Prefiero cortar una oreja en la Plaza de las Ventas que ganar el premio Nobel de Literatura», ha repetido Fernando Sánchez Dragó en varias ocasiones.

Un personaje hiperbólico

«Antes los escritores escribíamos libros, ahora los editores pretenden que los vendamos», dijo Sánchez Dragó cuando, a sus ochenta años, publicó aquel ensayo sobre el elixir de la eterna juventud: una ensalada tántrica, repleta de pastillas, citas sobre el marxismo y la búsqueda hippie. Un libro tan hiperbólico como su autor. Nacido en el mes de octubre del año en que estalló la Guerra Civil, 1936, a Sánchez Dragó lo definió –o eso decía él- su vocación: escribir. La fabulación se le dio bien. Algo en él, desde los surcos en el rostro hasta el sospechoso cabello castaño a sus 86 resonaba con exageración.

Más de cuarenta y dos libros publicados y 35.000 leídos, 100 países visitados, 7 mujeres y 4 hijos. De las galletas de marihuana y el LSD al embutido soriano, tierra que adoptó como suya. Del comunismo de los años mozos llegó al anarco-individualismo, una militancia que lo acercó a una deriva ideológica más conservadora representada en Vox. No es de extrañar que fuese él una especie de preceptor para Santiago Abascal y principal instigador de la moción de censura de Tamames, celebrada hace apenas unas semanas.

Culto y lenguaraz, Sánchez Dragó ha pasado una vida entera encendiendo polémicas. «Escribo lo que pienso, no lo que ellos piensan –decía, aludiendo a quienes lo emparentan con la derecha más canosa-. Los enemigos me alimentan y los insultos me divierten». Lo suyo era provocar. Afirmaba una cosa para desdecirles después. «¡Qué iba a ser comunista yo, siempre fui liberal, anarquista e individualista!». Periodista, escritor, viajero, hippie, chamán, agitador... ¿qué no ha sido Sánchez Dragó? Le habría gustado ser torero, dijo, y también Aquiles y Ulises... Así lo escribió en sus memorias. Él, qué tantos hombres ha sido, como diría Borges.

El manuscrito de 'La historia mágica de la España mágica' lo rechazaron Javier Pradera en Alianza; el cura Aguirre, en Taurus, y Jaime Salinas en Alfaguara, pero hoy sobrepasa las 74 ediciones. El propio Dragó llegó a a decir que 'Gárgoris y Habidis' lo convirtió en un clásico. «Lleva cincuenta años en las librerías», dijo de aquel volumen que cuenta la historia de España desde las cuevas prehistóricas hasta el posfranquismo y que le valió el Premio Nacional de Ensayo. «Quería quería ser Hemingway y en realidad era un niño del barrio de Salamanca...», decía para epatar. Muchos más como él, alumnos del colegio El Pilar, fueron a parar a la cárcel de Carabanchel durante los años contra el franquismo. Fue precoz, en todo. O así lo dejó por escrito.

Aprendió a leer a los 3 años y con 56 se ganó el Premio Planeta con 'La prueba del laberinto'. Su obra, como el propio Dragó, es anárquica y variopinta: 'Finisterre, sobre viajes, travesías, naufragios y navegaciones' (1984), 'Del priscilianismo al liberalismo. Doble salto sin red' (1987), 'Volapié: Toros y tauromagia' (1987), 'La Dragontea. Diario de un guerrero' (1992), 'En el alambre de Shiva' (1997), 'El camino hacia Ítaca' (1998), 'El Sendero de la Mano Izquierda', que fue Premio Espiritualidad Martínez Roca en 2002, o 'Muertes paralelas', premio Fernando Lara de Novela 2006.

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