María Oruña: «Vivimos en una burbujita de cristal pero en cualquier momento se nos acaba el juego»
La escritora devuelve a la teniente Redondo a Cantabria en 'Los inocentes', una novela que reta al lector a reflexionar sobre lo que significa ser culpable
Radiografía del género 'Negro español'
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María Oruña estrena nueva novela, o lo que es lo mismo: café para amantes de los juegos de ingenio y misterios irresolubles. Vuelve 'Los libros de Puerto Escondido', la saga con la que dio comienzo su incursión en la escritura y con la ... que ya ha alcanzado casi un millón de fieles lectores. Para esta otrora abogada, cambiar autos judiciales por páginas en blanco ha merecido la pena. Con esta sexta entrega protagonizada por la teniente Valentina Redondo, titulada 'Los Inocentes' (Debate), la autora plantea un rompecabezas con múltiples víctimas y pocas pistas. La teniente tendrá que aplazar una vez más sus planes vitales porque, como dice la novela, «el peligro es un latido que no se extingue nunca».
Un oscuro asesinato, perpetrado con artesanía relojera, reta al lector a sumergirse en el antiguo balneario termal del corazón de Puente Viesgo. En este paraje cántabro flanqueado de frondosos bosques, atravesado por el río y el susurro del agua, un grupo de empresarios disfruta de un relajado viaje de negocios. Cuando llegan a la zona más profunda del Templo de Aguas, uno de ellos encuentra una caja, que abre con cierta dificultad. De pronto, la sala entera parece viciada por un fuerte olor. «Esto no es un caso de novela de detectives, teniente», interrumpe uno de los personajes de la novela. Pero es demasiado tarde. La lectura debe continuar…
«Para mí era interesante que en un lugar de reposo máximo, el más lúdico y tranquilo que podía imaginar, se introdujese el Mal y muera tanta gente sin nombres y apellidos», explica Oruña sobre su novela, en la que mediante un pueblito de postal vuelve a poner Cantabria como escenario predilecto de sus ficciones. Para esta gallega escribir con ríos, montañas y bosques de fondo es como escribir en su propia casa. Al final «los lugares no importan, importan las personas», y en 'Los inocentes', como en la vida, todo el mundo tiene algo que ocultar.
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Precisamente establecer quiénes son los inocentes es uno de los retos que nos propone su historia. «Los que no hacen nada, ¿son inocentes?», pregunta Oruña, quien plantea si el crimen no es también parte de un mundo con doble cara, en el que el precio de la comodidad es la marginalidad. «Me estoy refiriendo a instituciones de carácter internacional, me estoy refiriendo a nosotros mismos. Cuando no frenamos y decimos: 'Mira no, hasta aquí'». Entonces, ¿quién es realmente inocente? «Es también culpable el que no actúa, el que incurre en omisión de socorro, el que se cree que es siempre bueno», invita a sospechar la autora.
Culpables o inocentes
Sus personajes, en los que se profundiza a través de las distintas entregas, deben conciliar la cotidianidad de sus vidas con todo tipo de delitos fuera de lo común. «A mí me gusta ponerlos al límite y ver el verdadero color de su corazón. Esto solo ocurre mediante sucesos muy extremos», algo que extrae de sus propias vivencias: «Tengo un tiempo de prueba con las amistades. Durante los viajes, que es cuando se conoce mucho a otra persona, cuando hay un pico de tensión, cuando ya no estamos bajo este sistema de extrema amabilidad, ¿cómo eres de verdad?»
Asegura que programas como 'Supervivientes' son un «experimento antropológico genial», porque es «gente a la que meten en una isla, que sabe perfectamente que está en un programa de televisión, saben que no van a morir, que tienen un médico, que tienen todos los días un cuenco de arroz. Pero en cuanto empiezan a pasar un poco de hambre caen las máscaras enseguida. Cada cual empieza a mostrar su verdadero ser».
«Todos se creen que son muy buenos siempre». Esta idea se la debe a 'Crimen y castigo', a cuyo autor menciona más de una vez en el libro. Las situaciones y personajes beben de toda la literatura que devora la escritora gallega. Asegura que lee «absolutamente de todo» y se considera «muy ecléctica» a la hora de elegir lecturas. En sus textos no olvida a sus maestros a los que referencia con frecuencia. Las frases de Fiódor Dostoyevski, Alexandre Dumas o Agatha Christie, colocadas antes de cada capítulo de 'Los inocentes', funcionan como pistas que ayudan a resolver el misterio.
La escritora no se limita a plantear escenarios y retar al lector a resolver la encrucijada antes que los comisarios. El marco conceptual que plantea aboga por remover conciencias y sembrar dudas respecto a la sociedad en que vivimos. «Me interesa el pensamiento crítico», asegura, aunque admite no tener la «verdad de las cosas, ni la moralidad más acertada». «En ninguno de mis libros hay una respuesta a todo lo que planteo, cada uno es una búsqueda de conocimiento», señala Oruña.
«No nos cuestionamos nuestra perspectiva de las cosas, de lo fácil que lo tenemos», se asombra la autora. «Hay otros mundos —'del fango del que yo vengo', dice la persona que asesina en la novela— que están a una jornada en avión de España. Me fascina esta burbujita de cristal en la que vivimos. Me deja alucinada que no nos lo planteemos, nos acostumbramos demasiado fácilmente a no estar alerta, estamos muy domesticados, muy domeñados, no nos damos cuenta de que en cualquier momento puede terminarse el juego, como ocurrió con la pandemia», lanza Oruña como reto conceptual a quien se atreva a ver más allá del blanco o negro que acomoda la existencia.
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