La barbitúrica de la semana
«El melodrama es formativo»
El escritor Fernández Díaz deslumbra con su nueva novela

Así da gusto. Cualquier reunión alrededor de un nuevo libro es la mayor celebración que un lector y por supuesto un autor pueden disfrutar juntos. El pasado viernes 14 de febrero, Jorge Fernández Díaz (el bueno, según Carlos Alsina) presentó 'El secreto de Marcial ... ' (Destino), la novela ganadora del premio Nadal 2025, en cuyas páginas el autor hace un ejercicio de belleza y memoria que completa el desgarrador capítulo que Díaz ya abrió veinte años atrás con 'Mamá' (Alfaguara).
En una deliciosa conversación con el periodista Moisés Rodríguez, Jorge Fernández Díaz dio una clase magistral de literatura, periodismo y, por qué no decirlo, de vida. Humor, ironía y ternura, todo en una tertulia fantástica en la cual las ganas de reír y llorar se quitaban el turno en el corazón de los espectadores. Desde Álex de la Iglesia hasta Víctor Manuel y Sergio Ramírez. Nos conmovió a todos.
Si en 'Mamá', Fernández Díaz reconstruyó la historia de su madre, aquella mujer capaz de hacer llorar a su psiquiatra, y escribió empujado por una pulsión más biográfica que estilística, en 'La verdad de Marcial' niqueló el poderoso efecto que tienen las novelas familiares para contar un tiempo y una sociedad.
La biografía novelada de aquella joven campesina asturiana que llegó a los 15 años a la Argentina de Perón con la promesa de reunirse con los suyos (nadie jamás viajó desde Argentina, jamás) la completa ahora Jorge Fernández Díaz con la vida de Marcial, su padre, también un inmigrante asturiano que se ganó con un esfuerzo tenaz casi hasta el punto de convertirse en un bloque de hierro.
Lo trágico y lo cómico, lo tierno e incluso disparatado, se dieron la mano en el libro y, por supuesto, en la inteligente conversación de Jorge Fernández Díaz, ese narrador nato, formado entre una Argentina de asturianos y criollos, entre la literatura y el periodismo. Jorge el hijo, el periodista y el novelista comprendió, de primerísima mano, que «el melodrama es formativo». Y así nos lo contó este viernes, en Madrid. Toda novela familiar es, sin duda, una historia política. Y ésta, sin duda, lo es.
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