Arte
Las vanguardias latinoamericanas se (re)inventaron sobre el papel
Diseño gráfico en mayúsculas
'Diagramando la modernidad' es el título de una voluminoso ensayo visual, editado por RM y Ediciones La Bahía, que recoge cerca de 1.500 documentos sobre el arte de ilustrar libros. Un lujo sensorial, toda una obra de arte
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De un inventario total de 4.000 documentos, para ilustrar esta joya se han seleccionado 'solo' 1.374. Aunque parezca frío, de escalpelo, en este comienzo es relevante consignar primero los datos. Sin duda, porque apabullan y dan cuenta ('al peso') de la relevancia de ... este libro que se acaba de editar y que recoge lo mejor que ha dado la edición de libros de arte y 'con' arte en Latinoamérica en las dos décadas que van de 1920 a 1940. Página a página, se suceden portadas, ilustraciones, poemas visuales… trabajos que firman los mejores creadores (conocidos y por conocer) de las vanguardias al otro lado del charco y, en algunos contados y relevantes casos, con un pie en el Viejo Continente. Un museo alternativo el que se construye y se expone en las salas-páginas en blanco del ensayo que se nutre en su mayoría del material procedente del inmenso Archivo Lafuente, al que se suma alguna otra colección privada española (sin consignar el nombre), la Biblioteca Gerardo Diego y la colección Mercurio López Casillas, entre otras.
Al cabo, de lo que se trata, como apunta Rodrigo Gutiérrez Viñuales, uno de los artífices intelectuales, es de «armar una historia del arte distinta a través de las revistas que se editaron. La gráfica permitía arriesgar, investigar de una manera más atrevida. Quedaron muchos artistas perdidos, arrinconados, que hemos rescatado, y otros muy conocidos que vuelven a ver la luz con sus trabajos». El libro lo abre, precisamente, una cubierta de Norah Borges para 'Fervor de Buenos Aires' (1923), de Jorge Luis Borges. Unas páginas más adelante otra cubierta de Francisco Miguel (Fernández Díaz) en 'Alfar' (1923) y un poema visual de Vicente Huidobro, 'Moulin', de 1921. Y podríamos seguir refiriendo ilustraciones pero, como señala Juan Manuel Bonet en el capítulo que firma bajo el título de 'Libros ilustrados latinoamericanos: un viaje trasatlántico': «Puestos a buscar un libro fundacional de la historia que se trata de contar aquí, hemos de referirnos a uno de Ilya Ehrenburg, publicado en París, entonces su ciudad de residencia ('Historia de una tal Nadienka y de las revelaciones que ha tenido' (1916). Lo ilustró con imágenes cubistas su amigo Diego Rivera…«. Con poner sobre el tapete estos nombres ya puede volar la ambiciosa imaginación…



Este tipo de duetos entre artistas y grandes escritores (poetas…) de la época son muy frecuentes, como explica Gutiérrez Viñuales: «algunos ejemplares como los de Norah Borges (ahora en el Archivo Lafuente) son únicos. Algunos artistas tenían catalogados los trabajos que hacían; otros, no. Muchos de los libros eran ediciones muy cortas o pruebas de artista que circulan entre los distintos creadores. También funcionaba el intercambio, al estilo de saco un poemario y te lo regalo; lo ilustro y te lo regalo, también… Esto trajo un sistema de redes entre los propios creadores que llevó a la dispersión de muchos e importantísimas obras, a las que ahora les damos una nueva significación».
El cruce de posibilidades resulta fascinante. Se puede dar el caso de libros de literatura ilustrados por artistas cuyo valor de mercado lo marca el escritor (pongamos los casos del ya citado Borges o de Oliverio Girondo, ambos argentinos), o a la inversa: libros de escritores de segunda fila que interesaban por su ilustración. La sucesión de nombres apabulla y entre todos ellos dibujan un firmamento plagado de increíbles ejemplos de un arte hecho diseño gráfico o de un diseño gráfico hecho arte (tanto monta). He aquí un puñado de ejemplos: Rafael Barradas para la Revista de poesía 'Ultra', Tarsila do Amaral para un libro de Oswald de Andrade, Emilio Pettoruti para Anton Giulio Bragaglia, Horacio Coppola, Rafael Barradas y Norah Borges para el 'Manifiesto ultraísta' de Guillermo de Torre…
Influjo del futurismo
Las vanguardias propias, las latinoamericanas y las ajenas, las que vienen de Europa, tienen un lugar primordial. Al cabo, se recicla todo desde el inmenso poder creativo de las generaciones que aquí se cruzan. Llaman la atención el influjo del futurismo (Marinetti visitó Argentina el año 36) con sus estampas de rascacielos inclinados, sus fábricas y esbeltas columnas de humo que llegan al cielo de la página impresa; la marcada presencia del indigenismo en las estampas y grabados; el vibrante caricaturismo pujante en la época, entre cuyos casos sobresale el de un joven artista de 13 años que en 1919 compuso un álbum de retratos de Alfonso XIII que rozan la abstracción; el reflejo de los acontecimientos de la épocas, las guerras…; las maravillosas coreografías tipográficas de letras que bailan entre sí.

Diagramando la modernidad. Libro y diseño gráfico en América Latina, 1920-1940
Rodrigo Gutiérrez Viñuales & Riccardo Boglione Coeditado por RM y Ediciones La Bahia. Diseño: José́ Luis Lugo. 816 pág. 50 euros
Al cabo, este es un relato atípico del arte latinoamericano al margen de la pintura y la escultura y más allá de la alargada sombra de España y Europa, y centrado en la originalidad de cada de uno de los países independientes (Argentina, Brasil, Uruguay, Ecuador, México, Cuba…). 'Diagramando la modernidad' (qué buen título, por cierto) es un lujo que pone en valor el trabajo de buscar, atesorar y coleccionar esos documentos que no 'cuentan' en la Historia oficial del arte, pero que merecen el foco de la investigación y del público.
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