CÓMIC
Arrabal, el hombre de los diez rostros
Laura Pérez Vernetti adapta al cómic la obra poética de Fernando Arrabal, y sale indemne
Interesada en el Surrealismo y la Patafísica, a la historietista Laura Pérez Vernetti (Barcelona, 1958) siempre le ha atraído la obra del fundador del Grupo Panic . Quizá porque sus orígenes como autora dentro del cómic ‘underground’ de los 80 han fomentado ... su sensibilidad ante todo aquello que es iconoclasta, subversivo y divertido al mismo tiempo; parámetros que encajan como un guante en la obra de Fernando Arrabal .
«Yo acababa de llevar al cómic la poesía de Baudelaire -dice Pérez Vernetti- y para algunos eruditos e intelectuales franceses, Arrabal es el Baudelaire español . Esa fue la chispa que me dio la idea para llevar sus poesías a la viñeta». Por ello, cuando hace un par de años tuvo la oportunidad de conocerlo en su casa de París, no dejó pasarla y le planteó la idea de adaptar su obra poética; sugerencia que es aceptada de forma inmediata por el dramaturgo.
Se trata de la novena obra poética que Pérez Vernetti traslada a la viñeta. Confrontando sus páginas de historieta con la obra original de la que parten, uno se pregunta cómo es posible que el resultado sea pura narración secuencial. La historietista tiene la virtud de hacer fácil lo complejo , y consigue condensar la historia que encierra cada poema, incluso cuando poseen un alto grado de abstracción y son difíciles de concebir de forma visual.
O dicho de otro modo: la autora tiene un talento único para transformar lo poético en narrativo , creando un mundo gráfico tan apasionante que, como sucede con los mejores versos, queda marcado de forma indeleble en la mente de quien los lee.
Tinta ‘indeleble’
Y recalco la palabra ‘indeleble’, porque tras la lectura de Arrabal me resulta imposible pensar en un verso del escritor sin que acuda a mi mente una imagen dibujada por Vernetti.
Texto y dibujo se funden y potencian mutuamente . Los versos devienen en iconos. En las páginas de esta novela gráfica encontramos a Arrabal convertido en rata; mitos y sueños del celuloide encarnados en Luce Morau , su esposa y musa; la figura de la madre castradora que devora a su hijo como si fuera un polluelo; o un sinfín más de imágenes surrealistas que han fascinado al miembro fundador del Grupo Panic.
Creo que Panic está en el corazón de esta obra de la ilustradora. El espíritu festivo del dios Pan está muy presente en el séptimo poema de este cómic, pero es que, además, en todo el álbum, se deja entrever la huella de Roland Topor , otro de los miembros fundadores del grupo de vanguardia francés. Topor y Arrabal eran amigos del alma. Tanto, que sus propios universos creativos son inseparables.
Para ambos, lo atroz está indisolublemente ligado al humor. En el corazón de la obra de Topor y Arrabal hay temas propios del instinto de muerte y del instinto de sexo, los dos principios freudianos que están en el ADN del arte surrealista y que ellos han sabido llevar más allá, y ligarlos al humor y la fiesta.
Solo ambos pueden trabajan temáticas como el canibalismo, la mutilación o el sadomasoquismo , y, al tiempo, arrancar una sonrisa al lector que se enfrenta a sus obras.

Si nos centramos en el dibujo, Laura Pérez Vernetti, sin perder ni un ápice del grafismo que le es propio, se acerca a Topor. En ocasiones, lo hace de forma directa, emulando esos trazos propios del parisino de origen polaco que tanto recuerdan a los grabados decimonónicos. Pero también se aproxima a su mundo a través de aquellos que adaptan sus obras, como Roman Polanski , cuya versión en celuloide de ‘Le Locataire’ (‘El quimérico inquilino’) , inspira de forma más que evidente el quinto poema adaptado por nuestra protagonista. Huelga decir que el resultado es único y sugerente, como todos sus trabajos. Y que, ante todo, destila admiración por la obra de Arrabal.
El dramaturgo es el autor español vivo más representado en los escenarios de todo el mundo, y Laura Pérez Vernetti decide homenajear su teatro en su décimo poema en cómic, en el que aparecen dibujadas algunas de sus obras, que, todavía hoy, siguen representándose: ‘El triciclo’, ‘Pic-Nic’, ‘Pingüinas’, ‘El cementerio de automóviles’ ...
Metamorfosis de autor
El cómic está lleno de un sinfín de detalles , y quizá el más extraordinario de todos sea el modo en que Laura Pérez Vernetti retrata al propio Fernando Arrabal. Lejos de crear una caricatura del personaje y reproducirla a lo largo de todo el volumen, el aspecto del dramaturgo cambia en cada uno de los poemas.
Aparece como un niño a merced de una madre castradora en el primero, o como un joven con aire de dandi intelectual en el segundo. En el quinto lo retrata de forma muy expresionista, alterando el canon clásico de la figura humana para que parezca pequeño, débil, dotado de una gran cabeza. En el sexto y el séptimo aparece como un hombre más maduro. Y, finalmente, en el décimo, le retrata con aspecto zoomorfo, como una rata.
Cuenta Pérez Vernetti que verse retratado como un roedor entusiasmó al dramaturgo. Yo creo que se debe a que se dio cuenta de que, en el mundo del cómic, es algo que solo está al alcance de los más grandes: Art Spiegelman en ‘Maus’ , y ahora Fernando dibujado por Laura Pérez Vernetti en ‘Arrabal’ .
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