Manuel Borja-Villel: «¿Retirarme? En absoluto, de nada»

Tras 15 años en el cargo, el director del Reina Sofía tendrá que decidir en enero si se presentará o no al concurso para seguir dirigiendo el museo

El Reina Sofía sigue cerrando salas: ya son 59

Manuel Borja-Villel, en la presentación de la exposición de la Colección Steinbruch Guillermo Navarro

¿Será la exposición de la artista guatemalteca Margarita Azurdia, que hoy abre sus puertas, la última de la era Borja-Villel al frente del Reina Sofía? Cuesta mucho creerlo. Su cargo es por cinco años, renovable como máximo por otros dos periodos de ... cinco años. En enero cumplirá 15 años al frente del museo de arte moderno y contemporáneo más importante de España y, si quisiera seguir en su puesto, tendría que volver a presentarse a un nuevo concurso público internacional, como ya hiciera en 2007. Lo ganó entonces, sustituyendo a Ana Martínez de Aguilar, que dimitió en septiembre de ese año, tras sumir el museo en una profunda crisis.

Manuel Borja-Villel (Burriana, Castellón, 1957), hasta entonces director del Macba, llegó a la pinacoteca madrileña tras ganar, por unanimidad, un concurso internacional, convocado por el Ministerio de Cultura, que designó a un comité internacional de expertos, encargado de seleccionar a un candidato entre los 29 aspirantes presentados. Con el concurso de 2007 se estrenó una fórmula para el nombramiento del director de un museo nacional en España, fruto del Código de Buenas Prácticas. Era una de las reclamaciones en las que más insistían las asociaciones del mundo del arte. El Reina Sofía fue el conejillo de Indias con el que se puso a prueba el Plan de Modernización de Instituciones Culturales, aprobado por el Gobierno en septiembre de 2007.

El próximo lunes, a las 10 de la mañana, se celebrará la reunión del Pleno del Patronato del Reina Sofía, presidido por Ángeles González-Sinde. Uno de los puntos del día será acordar los pasos a seguir en la sucesión de Borja-Villel, que se mantendrá en su cargo hasta el 20 de enero de 2023. A partir de entonces, se quedarán al frente la subdirectora artística, Mabel Tapia, y el subdirector gerente, Julián González Cid, hasta que se convoque el concurso y haya un nuevo director... o no.

Sin esperanza alguna en que desvele su decisión y con más moral que el Alcoyano, preguntamos a Borja-Villel.

Se supone que lo ha meditado y tiene tomada ya la decisión.

—No lo voy a decir.

Ya imaginaba, pero había que intentarlo. Díganos al menos si la tiene tomada o no.

—Sí, tengo algunas.

¿Su idea es volver a presentarse al concurso o retirarse?

—¿Retirarme?, en absoluto; de nada, vaya. Existe más vida aparte de esto.

Me refería a retirarse del Reina Sofía y dedicarse a otro proyecto.

—No lo voy a decir, como no lo dije la otra vez, cuando llegué al museo, por transparencia, por no hacer presión... vaya por muchas cosas. Imagínese que lo digo...

Imaginemos, pues...

—No puedo decirlo, es una cuestión personal, privada. Además, no toca.

«En principio creo que sí tengo tomada la decisión, pero puedo cambiarla»

Pero, ¿ni siquiera puede confirmar si tiene tomada ya la decisión?

—En principio creo que sí, pero puedo cambiarla, como todo ser humano.

¿Cuándo y dónde lo va a anunciar?

—No lo sé. Hay un Patronato, donde todo está reglado, cuyo Pleno se reunirá el lunes. Iré, pero si empiezan a hablar del tema, seguramente saldré de la sala.

¿Qué pasos habrá que seguir?

—Hay tres puntos: Buenas Prácticas, ley del Reina Sofía y las leyes que ha ido añadiendo la Administración. Buenas Prácticas exige que haya un comité asesor; la ley del Reina dice que es el Patronato el que decide. Que yo sepa, seguramente se creará un comité, donde habrá gente de la Administración, gente del Patronato y los asesores. Y habrá unas bases que tiene que aprobar Abogacía... Me iré el 19 o el 20 de enero, al día siguiente se abrirá el plazo, se presentarán candidatos...

Incluido usted...

—O usted (ríe). Puede presentarse cualquier ciudadano. Se hace una selección, se hacen entrevistas, habrá un tiempo de impugnación... y se decidirá.

«Hay que ver qué es bueno para la institución –puede que me equivoque en la decisión–, qué quiero hacer con mi vida, y qué piensa Yolanda [Romero, su esposa]»

¿De qué depende su decisión?

—Depende... yo qué sé. El contrato son cinco años, renovables o no. Además, como nos pasa de todo: guerra, pandemia, Filomena... En los primeros años, con Ángeles [González-Sinde], viendo el presupuesto que tenía... y, de repente, me pegan un recorte del 45%, no hay reposición, no hay gente... Hay que ver qué es bueno para la institución –puede que me equivoque en la decisión–, qué quiero hacer con mi vida, y qué piensa Yolanda [Romero, su esposa].

Usted está muy a gusto en Madrid...

—Ah, sí, pero eso no tiene nada que ver.

¿Quién se quedará al frente del museo a partir del 20 o el 21 de enero hasta que se falle el concurso?

—Tengo un equipo buenísimo. Están la subdirectora artística y el gerente. Cuando haya elementos que tengan que ser de los dos, firmarán ambos los papeles, Van a tener firma. Las cosas con la fundación están absolutamente regladas. Además, los próximos tres meses están hechos casi al detalle.

Imaginemos que no se presenta al concurso. ¿Daría por cumplido el proyecto que tenía en la cabeza hace quince años? ¿Ha sido mejor de lo que pensaba? ¿Peor?

—Ese balance lo haré en enero. Mire las cosas que se han hecho.

¿Tirará más lo personal o lo profesional en su decisión?

—Todo.

Mi apuesta es que se va a presentar otra vez. ¿Me equivoco?

—[Silencio]

Pero que se presentará siempre que sepa que va a ganar.

—Me presenté la otra vez y tenía trabajo [dirigía el Macba]. Leopoldo Rodés se enfadó, porque me apoyaba mucho.

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