Lauro Olmo
Arqueólogos en su paraíso (IV): La Ciudad Brillante de Abderramán III
Lauro Olmo, catedrático de Arqueología y director de las investigaciones en la ciudad visigoda de Recópolis, invita a conocer Medina Azahara, símbolo del poder del Califato de Córdoba
Arqueólogos en su paraíso (III): «En Itálica no se necesita mucha imaginación para soñar cómo fue esa gran ciudad romana»

La 'Ciudad Brillante' que el califa Abderramán III ordenó construir a unos ocho kilómetros de Córdoba tuvo una corta vida de apenas unos 75 años. Sin embargo, la importancia de esta urbe palaciega «sobrepasó a este periodo por su carácter de punto de ... encuentro y plasmación de los sofisticados programas palaciales de Oriente». También por la «creación de programas arquitectónicos y de jardines que perduraron durante toda la época andalusí, se adoptaron por los reinos cristianos peninsulares e influyeron en la arquitectura posterior». Por ello, aún con los «muchos problemas de conciencia» que le produce a Lauro Olmo elegir solo un yacimiento entre la gran cantidad y diversidad de sitios arqueológicos que hay en España, el catedrático de Arqueología de la Universidad de Alcalá de Henares escoge Medina Azahara, o en su denominación más precisa Madinat al Zahra ('Ciudad Brillante').
Destinada a ser la nueva capital del Califato Omeya de Occidente, o de Córdoba, Olmo destaca que se planificó y edificó a partir del año 936 «como símbolo e imagen de lo que en el siglo X fue el Estado más potente y avanzado de Europa occidental y uno de los tres más poderosos del mundo islámico medieval». En la actualidad, este yacimiento declarado Patrimonio de la Humanidad constituye, a su juicio, un enclave «privilegiado» para hacerse una idea del esplendor del Califato de Córdoba.
«Sus edificios palaciales, civiles y administrativos, su mezquita mayor, su alcázar, sus baños, la red viaria y de infraestructuras, sus jardines, las diferentes zonas urbanas de la ciudad, etc, muestran la excepcionalidad y carácter único del sitio», subraya este reputado arqueólogo que desde 1992 dirige las investigaciones en Recópolis, otra gran ciudad medieval que ordenó erigir en este caso el rey visigodo Leovigildo, también como símbolo de su poder.

«Madinat al Zahra fue concebida como escenario para la representación del poder califal y como muestra de la autoridad y talla del soberano, así como de su independencia de los califatos de Oriente», explica Olmo. Por ese motivo, la fundación de esta ciudad de nueva planta «posibilita conocer cómo las concepciones sobre el poder se proyectan en la planificación jerarquizada del urbanismo del sitio».
Un hallazgo singular
Para este especialista en arqueología medieval, «toda la ciudad es un hallazgo especialmente singular y único». Construida a los pies de Sierra Morena, Olmo describe cómo el alcázar se ubicaba en las dos terrazas superiores, en una situación de clara preeminencia. En esta zona palacial se distinguía un área privada en el punto más elevado, con la residencia del califa y viviendas de personajes vinculados a la corte, el primogénito y heredero y el visir. En el espacio central se encontraba el sector oficial, con los salones para recepciones y actos protocolarios, entre los que se incluía el Salón Oriental o Salón Rico, abierto a un jardín surcado por acequias y con albercas que rodeaban a un pabellón. Fuera del alcázar, pero unida a él se encontraba la mezquita principal y a continuación la medina, todo ello rodeado por una potente muralla.

«Madinat al Zahra fue concebida como escenario para la representación del poder califal y como muestra de la autoridad y talla del soberano»
Lauro Olmo
Catedrático de Arqueología de la Universidad de Alcalá de Henares
En Medina Azahara se puede conocer «todo un vocabulario arquitectónico y artístico que a partir de ese momento definirá líneas fundamentales de la arquitectura y las manifestaciones artísticas de al-Andalus y el Magreb», destaca el catedrático. También permite comprender cómo era la sociedad andalusí y la sofisticación de su urbanismo «sin parangón en el Occidente europeo».
Olmo invita a visitar el museo del sitio (edificio y programa que han cosechado premios internacionales) y a completar el recorrido propuesto por unos espacios «que suscitan emociones al introducir al visitante en un ámbito para disfrute de los sentidos». Su «excelente» estrategia de investigación y de transmisión del conocimiento ha logrado, en opinión de este arqueólogo, que Medina Azahara sea hoy el yacimiento español más visitado.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete