Ladrón de fuego
Amor y fantasía
En este libro sale un atleta sexual, Warren Beatty, que ha sostenido relaciones más allá del verbo con 10.000 mujeres
Un Nueva York secreto

Mick Jagger tomaba el postre en el ombligo de Marianne Faithfull. Madonna tiene afición a besar los pies. Trudie Styler, esposa de Sting, probó el intercambio de parejas. GeorgeMichael no le ha hecho ascos al 'dogging', que es ... el sexo con desconocidos en lugares públicos. Scarlett Johanson sueña con hacerlo en el asiento de atrás, pero teme que los 'paparazzi' inmortalicen su atrevimiento.
He aquí algunos casos de famosos que no se quedan sólo en la postura del misionero. Algunos ejemplos de célebres que se dan a ratos un paseo de placer por las afueras del matrimonio. Están recogidos en el libro 'Las 1.001 fantasías más eróticas y salvajes de la historia', firmado por Roser Amills. No es acendrada literatura, sino museo de amenidades, y enciende la curiosidad de los erotómanos en general y de los fetichistas de la vida de alcoba de los famosos, en particular.
La fantasía sexual está para no cumplirse, porque de lo contrario se nos acabó la fantasía. La fantasía sexual es un incentivo de los usos sexuales más o menos comunes, porque se trata del placer más la imaginación, y sin imaginación todo acaba siendo gimnasia, con el tiempo. Se incluye en este libro libertino algún capítulo de bacanal histórica, sin famosos de por medio, y se vuelve luego al nombre propio, y no se escapa en su inventario de sexo y fantasía la becaria de Bill Clinton o la chica de pago con la que pillaron en su día a Hugh Grant. AngelinaJolie tuvo su temporada de viaje por el amor sáfico, y Dalí se venía al Madrid de tablao a hacer casting de culos de gitanas.
En este libro sale un atleta sexual, Warren Beatty, que ha sostenido relaciones más allá del verbo con más de diez mil mujeres. O sea, que no sabemos muy bien cómo Beatty se las ha arreglado para hacer películas. Ya dijo Woody Allen que, de reencarnarse, preferiría hacerlo en el dedo índice de Warren Beatty. He aquí una fantasía más, bajo el lema aquel de Francisco de Quevedo: «Cuantas mujeres hay es mi tarea». De eso va este libro de recreo. Acaso la vida misma.
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