Hablan los artistas cubanos: «Pedimos a gritos la ayuda del mundo entero para evitar que las calles se nos llenen de sangre»
El dramaturgo Yunior García Aguilera, la escritora Wendy Guerra o los creadores plásticos Wilfredo Prieto y Carlos Garaicoa reflexionan sobre la dramática situación que vive la isla
Qué está pasando en Cuba

Los creadores cubanos, los intelectuales, quienes viven por y para el arte, no están, ni mucho menos, al margen de la situación que su país vive en estos días de contrarrevolución. Muchos de ellos, de hecho, han elevado su voz para que el resto del ... mundo sepa la realidad que, a diario y desde hace ya demasiado tiempo, viven en la isla. Y lo han hecho pese al silencio al que se les intenta condenar, con todos los medios que tienen a su alcance. Es el caso del actor y dramaturgo Yunior García Aguilera (Holguín, Cuba, 1982), que en una carta a la que ha tenido acceso ABC, remitida a sus «amigos, colegas y hermanos», escrita pese a no tener acceso a internet, describe cómo un grupo de artistas, entre los que él se encontraba, decidió, tras ver las imágenes de la protesta en San Antonio de los Baños, dirigirse al Instituto Cubano de Radio y Televisión «para exigir transparencia». «Fuimos tratados como basura –relata–. Les importó un comino que fuéramos sus colegas de la cultura, que tuviéramos posiciones anti-embargo y contra toda injerencia. ¡Ya las órdenes estaban dadas! Una horda de conservadores radicales y varios grupos de Respuesta Rápida nos negaron el mínimo espacio de 15 minutos, y una vez más, la posibilidad de un diálogo cívico y transparente. Fuimos golpeados, arrastrados a la fuerza y lanzados sobre un camión de carga, como sacos de escombro».
García Aguilera cuenta cómo les trasladaron hasta el ‘Vivac’, donde fueron encerrados durante horas. «En los múltiples interrogatorios que vivimos –continúa el dramaturgo– quedó claro que nadie desde fuera nos orientó salir a la calle, que absolutamente nadie nos pagó un centavo por hacer lo que hicimos. Pero también dejamos clarísima nuestra posición y nuestras ideas de cambio, en un país que no frena su caída al barranco, con una aguda crisis sanitaria, sin medicamentos ni comida, con una inflación galopante, una deuda impagable, tiendas en moneda extranjera que se expanden como pulpos, un país que se llena de hoteles mientras el fondo habitacional sufre un perenne peligro de derrumbe y los hospitales no dan abasto. Un pueblo donde crece el descontento, el desabastecimiento crónico, los apagones, los presos de conciencia. Una nación donde el Estado de Derecho está siendo pisoteado sin que un solo diputado levante su voz en favor nuestro».
Finalmente, les soltaron con medidas cautelares, y serán sometidos a una ‘investigación’. «Los del "Vivac" que estuvimos en el ICRT salimos todos, pero todavía hay hermanos presos o desaparecidos, entre ellos, Manuel Alejandro Rodríguez Yong. Nadie puede silenciar nuestro derecho a ser honestos, a exigir que los liberen a todos y a expresar lo que sentimos», recuerda García Aguilera, que remata su misiva condenando «todo hecho de sangre, toda represión, todo uso de la fuerza bruta contra el pueblo y su legítimo derecho a manifestar su descontento por vías pacíficas. Condenamos también todo acto vandálico, ajeno al civismo, la dignidad, el humanismo y la decencia. Condenamos toda manipulación y mentira desde los medios de prensa. Condenamos toda injerencia extranjera o el uso de fuerzas militares desde cualquier nación, sea Estados Unidos o Venezuela. Y, al mismo tiempo, pedimos a gritos la ayuda humanitaria del mundo entero para evitar que las calles se nos llenen de sangre. ¡Todos los ojos sobre Cuba! ¡Todas las voces en favor de la Cuba de a pie que vive minutos de peligro real!».

En esta misma línea, la escritora cubana Wendy Guerra (La Habana, 1970) mandó una «breve nota» a su agente en España, Carina Pons, de la agencia literaria Carmen Balcells, «para que sepas la situación actual de Cuba, pues el presidente actual intenta confundir a la opinión pública mundial». «El virus –reza la misiva de la autora–, el hambre, el profundo desabastecimiento y el cinismo de las autoridades ocultando las cifras de muertos ha hecho que el pueblo, por primera vez en sesenta y dos años de Revolución, se levante pacíficamente y salga a marchar a las calles completamente desarmado». Guerra relata cómo «de Oriente a Occidente las personas piden que dimita el actual gobierno y se nos permita tomar determinaciones propias sobre nuestro destino político social. Hay muertos, violencia, el país amaneció militarizado, la prensa internacional bloqueada y apaleada, los escritores y periodistas independientes apresados y controlados».
La escritora se detiene, también, en cómo «se intenta culpar a los norteamericanos quienes, como el mundo pudo ver durante la visita de Obama a Cuba, intentaron dar un paso diplomático en las negociaciones, sin resultados concretos por la resistencia que ofreciera el gobierno de la isla». Guerra se muestra consternada «ante el llamamiento de Miguel Diaz-Canel hacia una guerra civil entre hermanos, armando tropas vestidas de civil y lanzándolas a las calles intentando lograr el linchamiento del pueblo». De ahí el propósito de su «breve nota», escrita con el objetivo de que tanto la agencia como sus editores «sepan cuál es la verdad». «Estoy bien –finaliza la escritora–, no me encuentro en La Habana pero si puedo volver, lo haré para ayudar in situ. Necesito que todos sepan lo que sucede realmente en mi país, pues la televisión oficial alega que queremos entrar un proceso de anexión a Estados Unidos y eso no es cierto. El pueblo cubano ha sido y será siempre independiente, aboga por esa independencia de todo lo que nos apresa y castiga en nombre de un ideal amorfo y decadente».

Desde Londres, ciudad que acogió a Guillermo Cabrera-Infante cuando en los años sesenta se exilió de Cuba, su viuda se declara «asombrada» y «emocionada» de ver salir a la calle a tantos jóvenes cubanos que durante años «han sido adoctrinados». Si ahora estas protestas son posibles, apunta Miriam Gómez , es gracias a las nuevas tecnologías: «Estos chicos han podido ver por fin las mentiras del régimen. Han apagado otras revueltas que ha habido, pero no había internet. Ahora no lo pueden negar porque se puede ver a la gente mal vestida, desnutrida, cómo golpean a un pueblo que ha sufrido tanto...». Todo lo que está ocurriendo «es la última gota que pueden soportar los cubanos», dice en una conversación telefónica. La otra clave, apunta, es la emigración que va a Miami. «Para el pueblo cubano la familia es sagrada, y quienes se están integrando allí están también ayudando a destapar al régimen».
Para la viuda del autor de ‘Tres tristes tigres’, lo que hay en Cuba es una «tiranía», aunque ya no estén los Castro en el poder. «Vivo en Londres, vivo en la libertad, y me asombra lo equivocada que está la gente. La gente no tiene ni idea de lo adoctrinados que están en Cuba. Sufro mucho con lo que le está ocurriendo al pueblo cubano. Yo vengo de una familia pobre, pero nunca vi a gente muriéndose de hambre. Cuando yo era chiquita todo el mundo comía, porque la gente te ayudaba. Pero ahora no tienen para ayudar. Es terrible. Nunca ha habido esta pobreza, esta gente tan desesperada, estos jóvenes sin dientes… No tienen medicinas, están sufriendo el virus sin vacunas… Ahora los jóvenes, a través de internet, han despertado. Ya no pueden culpar a Estados Unidos. ¿Por qué siempre señalan a Estados Unidos?», se pregunta. La detención de la corresponsal de ABC es terrible, señala, «¿pero te imaginas lo que le pasará a un pobre cubano, sin protección ninguna, completamente desamparado? Todo me deprime terriblemente».
Creadores plásticos
También los creadores plásticos cubanos llevan alzando la voz sobre la situación de su país desde hace tiempo, décadas. Más de una detención le ha supuesto a Tania Bruguera , uno de los mayores altavoces de la disidencia desde el arte. De hecho, la última edición de ARCO, la celebrada la semana pasada, sirvió de foro para pedir la libertad de otro creador, Hamlet Lavastida, detenido en la isla tras regresar recientemente de una residencia en Berlín. Ello sucedió en un foro organizado por la TBA21 y promovido por el también artista Marco Castillo , uno de los fundadores del grupo Los Carpinteros . Otro de sus compañeros en ese colectivo, Dagoberto Rodríguez , reacciona ahora con sorpresa ante lo que está sucediendo: «Esta protesta es algo que nunca pensé que tendría lugar. Creí que moriría sin ver algo así, y, de repente, el bosque se está moviendo, algo está cambiando en Cuba. Los cubanos tenemos límites, aunque estamos solos. Esa soledad y ese abandono es lo que ha llevado a la gente a salir a la calle». Rodríguez, desde su estudio en Madrid, responde a las acusaciones que están recibiendo los ahora represaliados de estar contando con el apoyo de Estados Unidos: «Me resulta curioso, sobre todo, porque la revolución sí que recibió por décadas el apoyo económico, primero, de la Unión Soviética, luego de la Venezuela chavista. Sin embargo, la situación del pueblo sigue siendo precaria». Lo que ocurre en Cuba, en su opinión, es que «no tiene un proyecto de país»: «Lo suyo es más bien un programa de supervivencia que se ha dilatado en el tiempo. Ahora la gente en la calle está diciendo a gritos que no están de acuerdo con eso». Nada más y nada menos.

Las comunicaciones con la isla en estas jornadas están siendo irregulares e intermitentes. Aún así, otro de los pesos pesados, este de la joven plástica cubana, Wilfredo Prieto , consigue respondernos. Prieto, que vive a caballo entre La Habana y Barcelona, no es dado a hacer declaraciones políticas. Lo hace aquí para ABC: «Existe una razón esencial que provocó la situación actual en Cuba. Después, con menor relevancia pero igual magnitud, varios factores incidieron. Pero la grave, muy urgente y de crucial peso es el bloqueo de EE.UU. a la isla. Yo nací dentro de ese bloqueo; la mayoría de los cubanos nacimos dentro de él como si fuera una normalidad. Han pasado ya casi 60 años, pero cada día es más cruel. Y no es justo correr con plomos tan duros siempre en los pies».
A esa razón principal, el artista suma muchos otros factores: el gran pico de la ola de la pandemia en la provincia de Matanzas; la escasez de alimentos; el cansancio psicológico de un largo confinamiento; deficiencias en la gestión económica; la lentitud del funcionariado; las carencias crónicas del propio subdesarrollo, las campañas mediáticas... «Cuando yo entro en mi Facebook acá en La Habana no encuentro publicidad de grandes marcas, solo sugerencias que incitan a la rebelión. Cuando estoy en España, vuelve a mí la publicidad». En su opinión, el gobierno cubano actuó con la voluntad de «restablecer cierto orden», pero matiza: «Creo que en el panorama tan complejo que vive el mundo hoy, nada es más importante que mantener la responsabilidad social, la estabilidad y la paz». Para Prieto, el de Cuba es un problema interno que debe ser resuelto por los propios cubanos. Sin embargo, sí que asume que el interés que está generando todo esto debe servir para encauzar un propósito: «Dentro o fuera, todos los cubanos deberíamos exigir la eliminación del bloqueo, pues es ya un problema urgente que incumbe a la comunidad internacional por una cuestión humanitaria».

«Si hubiésemos sabido que este sería el fin del sueño utópico de la Revolución Cubana no lo habríamos creído», se expresa Carlos Garaicoa , radicado en Madrid, habitual de la galería Elba Benítez, y uno de esos creadores que participaron del éxodo masivo en los noventa tras desempeñar un papel decisivo en el movimiento artístico cubano de los ochenta. «Que un país que ha dedicado su proyección propagandística a presentarse como el epíteto de la igualdad, la democracia y el respeto del hombre acabara enfrentando a la policía y al ejército contra las manifestaciones pacíficas de su pueblo es algo fuera de nuestro entendimiento, y seguramente impensable en nuestra pueril infancia de “hombre nuevo”», argumenta.
Para él, la situación actual en la isla, incluyendo la violencia promovida por el gobierno, no es más que «el colofón de un proceso y una crisis social anunciada». La escalada en el abuso de poder y los actos de censura del gobierno en funciones en los últimos años «ya daba una pista del apogeo represivo que estamos viviendo hoy»: «Junto a los cierres y trabas al nuevo empresariado cubano, aquel que fuera promovido por el propio Raúl Castro, y amplificado por la apertura del Gobierno de Obama, vimos llegar la detención masiva, difamación y encarcelamiento de artistas, intelectuales y periodistas. Aquellos cambios que parecieron llevar el signo de nuevos tiempos y libertades tan ansiadas en la isla, y que hicieron converger los ahorros y las esperanzas de muchos, terminaron siendo boicoteados por el propio gobierno».
Ataques al libre pensamiento
En este nuevo ambiente aparentemente aperturista, recuerda, «una clase intelectual y artística fomentó un espíritu donde intercambiar ideas y vivir abiertamente dicha efervescencia». Sin embargo, recalca, «individualidad, independencia económica y libertad de expresión no es una receta muy apreciada por las autoridades cubanas. De ahí se entiende por qué en los últimos años han configurado una constitución plagada de trampas que promueven la censura y ataques al libre pensamiento, como el Decreto 349, y que además ha provocado el cierre de licencias, así como el desinterés por apoyar el desarrollo de nuevas iniciativas privadas». Garaicoa habla de una clase política devenida en una «nueva burguesía tropical», que han llevado a un descalabro económico y social, donde el pueblo cubano, «pacífico y paciente como pocos», se ha visto obligado «a salir y pedir a gritos cosas básicas como son libertad, comida y medicinas».
«En medio de una crisis ya casi imposible de sortear –continúa– el gobierno ha decidido aumentar la represión y control de pensadores y posibles líderes de opinión, además de proponerse unos ajustes en su economía en el momento menos oportuno, arrastrando a sus ciudadanos a un estado de pobreza inimaginables». Para nuestro interlocutor, el Gobierno de Cuba acaba de perder mucha credibilidad en el mundo con sus actos. «La opinión pública internacional debe tener la capacidad de entender que Cuba es más un Mito de la Izquierda que una Realidad de la Izquierda», por lo que tiene la responsabilidad de apoyar al pueblo cubano en sus demandas y encontrar modos de instalar vías de entendimiento entre el Gobierno de facto y su pueblo, «ese pueblo que llena hoy nuestras calles».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete