Tres décadas de herencia familiar

Roberto Aragón es el director comercial de dos importantes proyectos en el Duero burgalés: Cillar de Silos, una bodega familiar que lleva junto a su hermano Óscar, enólogo y director técnico, y que fue fundada en los años 90, coincidiendo con la época del crecimiento exponencial de la Denominación, y Dominio del Pidio, un proyecto de recuperación en el que los vinos permanecen envejeciendo de forma tranquila a una temperatura constante y una humedad entre el 78% y el 80%.

Los cimientos de esta historia se remontan a 1970, cuando el padre de los dos hermanos, Amalio Aragón, comenzó a comprar pequeñas parcelas con el sueño de convertirse en viticultor. En 1994 fundó junto a sus hijos la bodega Cillar de Silos, cuyo nombre rinde homenaje al "cillero", que era el monje encargado de organizar la despensa y el aprovisionamiento de vino y alimentos en el Monasterio de Silos. Un año más tarde celebraron su primera cosecha, lo que demuestra que detrás de este éxito hay una historia de profunda tradición familiar y una incansable pasión por el vino. Cillar de Silos, además, cuenta con una bodega subterránea del siglo XVI que conserva unas condiciones óptimas de humedad y temperatura, entre 11,5ºC y 12ºC, perfectas para el envejecimiento en botella.

Más tarde, los hermanos Aragón rehabilitaron un barrio de bodegas de cinco siglos de antigüedad en Quintana del Pidio, con la premisa de “recuperar en lugar de construir”. Sumergirse en él es entrar en una máquina del tiempo que nos enseña que más que en una bodega, estamos ante una manera de entender la vida y amar el vino. «Para nosotros es muy importante la materia prima», asegura Roberto Aragón. También su proceso de producción es auténtico: «Toda la vendimia es manual. Recogemos los racimos en cajas de 12 kilos, se seleccionan en mesa y entran en depósitos de fermento. Nosotros fermentamos en cemento y envejecemos en barricas para mantener nuestros vinos frescos».

Las bodegas Cillar de Silos y Dominio del Pidio no solo respiran tradición y pasión por el vino, también representan la esencia de un trabajo familiar que se ha mantenido a lo largo de generaciones, siempre combinando técnicas modernas con la sabiduría y el respeto por los métodos tradicionales: las uvas, todas de la variedad autóctona Tinto Fino (también conocida como Tempranillo), se cultivan en viñedos antiguos y se recogen a mano, preservando el legado artesanal en cada botella.

Este equilibrio entre lo moderno y lo tradicional ha llevado a Cillar de Silos a destacar en la escena internacional, produciendo vinos con la riqueza y el carácter que solo puede ofrecer la Ribera del Duero. De hecho, la prestigiosa revista británica Decanter, que es todo un referente del sector vitícola, seleccionó a Cillar de Silos Crianza 2018 entre los 51 vinos más destacados de la lista ‘Wines of the Year 2021’. La clave de su éxito reside en la combinación de una uva autóctona como el Tinto Fino, capaz de ofrecer una excelente capacidad de envejecimiento, y las condiciones únicas de su bodega subterránea, que permiten que los vinos se desarrollen con la elegancia y complejidad características de la zona.

Sin perder la pasión de los comienzos y tras casi 30 años de esfuerzo y dedicación, hoy Cillar de Silos y Dominio del Pidio son referentes en Ribera del Duero. Exportan el 40% de su producción de vino y el otro 60% se vende en el mercado nacional. A través de su bodega, que es un testigo vivo de siglos de historia vitivinícola, los hermanos Aragón han mantenido el compromiso de respetar el legado de generaciones pasadas, mientras innovan para garantizar la excelencia en cada botella. «Sentimos una especial devoción por nuestro trabajo, y en especial por nuestra tierra. Creemos en una manera de hacer vino, comprometido con la excelencia y la tradición», aseguran los hermanos Aragón, gracias a los cuales una historia milenaria continúa latiendo desde hace siglos en el corazón de la Ribera del Duero.