El curioso síndrome que sufre Barbie en su película es más común de lo que parece
En psicología se conoce como atelofobia y puede ser un trastorno limitante pues, si se lleva al extremo, puede hacer que esa persona se considere un fraude
Y además: «La manera en la que te tratas es un reflejo de cómo te hicieron sentir de niño»
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A pocos días del estreno de la película 'Barbie' (20 de julio), protagonizada por Margot Robbie y Ryan Gosling, crece la expectación sobre el film, que ya ha suscitado todo tipo de comentarios tanto desde el punto de vista de la estética y de la interpretación como en cuestiones relacionadas con su planteamiento.
Lo que hasta hoy trascendido sobre la trama es que la película dirigida por la cineasta Greta Gerwig es una línea argumental básica: una muñeca que vive en 'Barbieland' es expulsada al mundo real por no ser «lo suficientemente perfecta».
Lo cierto es que en la historia de la famosa muñeca de Mattel figuran tantas luces como sombras pues sus detractores aseguran que su imagen fomenta el materialismo y el consumismo mientras que sus defensores replican que en el lema 'tú puedes ser lo que quieras ser' con el que esta figura se hizo popular a comienzos de los años sesenta hay un alegato al empoderamiento femenino.
En cuanto a la esencia de la película en sí, una de las claves de la trama, según apuntan los extractos que ya se conocen del tráiler de 'Barbie', está centrada en la insatisfacción que genera el hecho de no sentirse lo suficientemente perfecta. Un trastorno o síndrome que desde la psicología, según revelan los expertos de Buencoco, se denomina atelofobia o miedo a no estar a la altura. Ese miedo, además, podría llegar a ser incapacitante pues, si se lleva al extremo, puede llegar a sabotear a uno mismo y a generar sentimientos de 'ser un fraude', lo que puede conducir justo a lo que se teme: el fracaso. Es un trastorno similar a lo que se conoce como el síndrome del impostor, aunque con otros matices.
Qué es la atelofobia
La atelofobia, según explica la psicóloga Mar Araujo, de mundopsicologos.com, es una fobia específica que se caracteriza por el miedo intenso y desproporcionado a la imperfección o a ser imperfecto. Si bien es cierto que no siempre tiene por qué concurrir con miedo, pues lo que sienten algunas personas es una ansiedad y angustia elevada, un rechazo o un malestar ante las cosas o situaciones imperfectas. Así, la etiología de la atelofobia puede ser muy diversa:
- Rasgo asociado a la personalidad perfeccionista llevado al extremo.
- Vivencia de experiencias traumáticas relacionadas con la imperfección, que lleven al sujeto a la necesidad de no cometer errores para no volver a sufrir por ello.
- Rigidez y exigencia excesiva por parte de sus padres o referentes, que le hicieron adoptar la creencia de «deber de» ser perfecto y así evitar decepción o juicios.
- Falta de confianza y seguridad en uno mismo, incluso puede haber cierto rechazo hacia la propia persona, por lo que viven intentando buscar la versión más perfecta, para no aceptar ciertos rasgos imperfectos o debilidades propias.
Además, es habitual que la persona con atelofobia sienta ansiedad generada por la imperfección y por la inflexibilidad para aceptar las imperfecciones propias o de otros.
Sienten también inseguridad y falta de confianza en sí mismas y en sus propias tareas, por lo que necesitan ser hiperproductivas, para contrarrestar la autoimagen de insuficiencia. Suelen obsesionarse y dedicar mucho tiempo a ciertas tareas con el fin de que queden lo más perfectas posibles, lo que termina por causar más presión, angustia y agotamiento.
Qué hacer si se sufre
Para abordar, desde una perspectiva psicológica, ese miedo a no estar a la altura o esa ansiedad que parece sufrir 'Barbie' en la película, los psicólogos de Buencoco proponen varias medidas. Por un lado, validar los sentimientos y ser conscientes de que las propias preocupaciones pueden ser legítimas. Es importante, igualmente, evitar expectativas poco realistas, así como las comparaciones con otras personas.
Y por otro, también sería aconsejable abrazar la autocompasión y reducir la autoexigencia, pues eso, según afirman los psicólogos, ayuda a crear un ambiente de apoyo y comprensión hacia uno mismo.
También es aconsejable, según indican, identificar creencias negativas y limitantes que pueden estar contribuyendo a este miedo. «Si ponemos en duda estas creencias negativas y consideramos las evidencias que las contradicen fomentamos en cada persona el pensamiento crítico y la generación de ideas alternativas más realistas y probablemente positivas», revelan.
Autoaceptación
Es importante también fomentar la autoaceptación y evitar así la baja autoestima. «Nadie es perfecto y todas las personas nos enfrentamos a desafíos y dificultades con nuestras propias fortalezas, logros pasados y aspectos positivos de nuestra personalidad», argumentan.
Del mismo modo, esas personas se deben fijar metas realistas que lleven a disminuir la sensación de estar abrumados. Eso se pude lograr desglosando las metas en pasos más pequeños y manejables, recuperando y reforzando así la confianza y la motivación.
En este sentido los expertos recuerdan que la resiliencia enseña a la persona habilidades de afrontamiento, y que podemos fomentar las prácticas de autocuidado, aprendizaje de habilidades de resolución de problemas y promoción de pensamientos positivos.« Siempre es útil aprender de los errores y verlos como oportunidades de crecimiento y aprendizaje», añaden.
Autoconocimiento
Para aquellas personas que experimentan una fuerte influencia negativa de la imagen de perfección absoluta, puede ser beneficioso buscar el apoyo de un profesional de la salud mental, pues son los que pueden proporcionar técnicas y estrategias específicas para superar los problemas relacionados con la imagen corporal, la autoestima y la aceptación personal.
El temor a no estar a la altura debe ser comprendido y afrontado, por tanto, a través de un mayor autoconocimiento. «En la raíz de este miedo se encuentra la falta de reconocimiento de nuestras propias capacidades, una imagen personal negativa que ha sido construida y solidificada a lo largo del tiempo, posiblemente alimentada también por señales y mensajes percibidos en el entorno que han sido y continúan siendo validados, generando inseguridad», concluyen en Buencoco.
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