ABC MADRID 22-01-1978 página 118
- EdiciónABC, MADRID
- Página118
- Fecha de publicación22/01/1978
- ID0001240764
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Momento en que es detenido el estudiante servio Gabriel Princip, autor del magnicidio. Condenado a veinte años de prisión, murió tres después. EL ATENTADO DE SARAJEVO, ORIGEN DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL (y 2) UN TRISTE DESTIIO MARCO 1 A VIDA Y LA MUERTE RE LOS ARCHIDUQUES P OCO tiempo después del atentado de Sarajevo, recordado en artículo anterior, una gasolinera surcó la bahía de Kiel para acercarse al yate imperial Hohenzollern desde el que Guillermo II de Alemania dirigía las famosas regatas que tenían por brillante escenario aquella renombrada bahía. Al cabo de diecinueve años de ausencia, barcos de la Flota británica acuden a dar mayor solemnidad a la gran competición marinera. También deseaba asistir Winston Churchill, pero el altivo Von Tirpitz se negó a recibir a ese aventurero Al Kaiser le pareció acertada la ausencia del ministro británico. No calcularon que el gran ausente pasaría brillantemente a la Historia durante la Segunda Guerra Mundial. Lamentó, en cambio, Guillermo II que no acudiera Briand, con el que deseaba conversar. Le había especialmente invitado a través del príncipe de Monaco, pero el ministro francés no aceptó la 14 Por Vicente GALLEGO Con este capítulo finaliza el trabajo que, sobre las causas que dieron origen al estallido de la Primera Guerra Mundial, ha escrito nuestro colaborador Vicente Gallego. En él se hace especial hincapié en el triste destino que marcó las vidas del archiduque Fernando y de su esposa Sofía, y se analizan la conjura, la despreocupación de las autoridades y las investigaciones que giraron en torno al atentado de Sarajevo, clave del estallido del conflicto. Por otra parte, el autor refleja el ambiente de desconcierto y fatalidad que presidió la actuación de los gobernantes de los países europeos en el corto intermedio transcurrido entre el magnicidio y la declaración de guerra. invitación. Una gran carga de recelos enervaba las relaciones europeas. La gasolinera había llegado al costado del yate imperial y los tripulantes hicieron señas de que querían subir. El Emperador se sentía agobiado. ¡Le dejaban tranquilo tan escasas veces! El oficial que mandaba la gasolinera dio muestras de impaciencia y mostró un papel. Por último, le introdujo en su pitillera y lo lanzó sobre la cubierta del yate real. Un marinero lo recogió y se lo entregó al Kaiser. Así conoció el Emperador de Alemania el magnicidio de Sarajevo. Densas sombras de preocupación invadieron la mente de Guillermo II. Las regatas quedaron instantáneamente suspendidas. La bahía de Kiel se vio convertida en escenario de preocupaciones y sombríos presagios. El Emperador se sintió abrumado y paseó nerviosamente sobre la cubierta. No tenía simpatía por los servios; los creía desagradecidos. T a m p o c o quería a aquel Monarca, llegado al trono como consecuencia del asesinato de su predecesor. Abrumó al Kaiser la nueva sangre derramada en Sarajevo y odiaba a los anarquistas, que destruían la vida sin respeto a nada, con un fanatismo aterrador. La Policía austro- húngara comienza sus investigaciones, que duran escasos días y se hallan dominadas por graves prejuicios. Desconcierta la actitud del gobernador Potiorek. que proclamó la total seguridad del archiduque Francisco Fernando y de Sofía y que después de producirse el primer atentado se consideró ofendido porque le pedían garantías para continuar cumpliendo el programa previsto y no creyó necesario que formaran las tropas para cubrir el recorrido. En la conducta de Potoriek se acumularon muy graves torpezas. Perpetrado ya el segundo atentado, al cambiar la