Periódico ABC MADRID 24-02-1906, portada

SUSCRIPCIÓN PAGO A N T I C I P A D O Madrid, por cada mes, i,5o pesetas. Provinci s, 5 pts. trimestre. Trimestre; Portugal, 6 pesetas. Unión Postal, 8 francos. í dministración: 55, Serrano, 55, Madrid P U B L C D A D S O L I C Í T E N S E TARIFAS Anuncios económicos. Reclamos. Anuncios por palabras. Noticias. Informaciones. Administración: 55, Serrano, 55, Madrid N. 409. M A D R I D S Á B A D O 24 D E F E B R E R O D E 1906 NUMERO SUELTO, CINCO CÉNTIMOS EN TODA ESPAÑA i dL J SiriBi Ji iIi r I Ii I yVi e i l M í f B J C 7 M M T M M J Í GLIOEROFOSFATO DE CAL CEEOSOTAL, 9 H n r i E L c L 9 M Ü B M l l H TERPINOL Y HEROÍNA, 2 PESETAS MÍASCO É, s la prcparjición más racional y cientítica para curar los catarros crónicos, tuberculosis en su primer y segundo grado, las toses recientes, la bronquitis crónica, Las mejoras ajwas de mesa reconocidas por la ciencia médica, curan radicalmente reúma gotoso, cólicos nefríticos y hepáticos, cólicos biliares, dispepsias, malas digestiones, vías urinarias. De reata en todas las farmacias á 0 6 0 p t a s botella, y on el depósito, C a v a B a j a 2 2 donde únicamente se vende las aguas sin envase, litro, 0 2 5 y botella, 0 6 0 posctas. -Teléfano, 2.090. 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M i gran amigo: t x i s t e en el parque un arbusto par tido que no ha querido morir: tiene ya hermosas ramas, existe también un río en cuyas aguas se miraba la luna, mientras una muchacha, escondida cerca de la orilla, oía una confesión que no le era destinada; en fin, existe aquí una Micaelita que os ama y os aguarda. Vuestra novia feliz, -MICAELA M I G N E T f l N D E LA N O V E L A y Vaiena se vio de nuevo servida, protegida y querida. Tiene gancho, tiene mucho ángel. M e io has dicho muchas veces, pero yo no lo creía y no tenía razón. H e p o d i d o darme cuenta, el tiempo que ha vivido conmigo, de la seducción indudable que ejerce á su alrededor; he visto abrirse para recibirla los salones más rigurosamente cerrados; he visto o t r o milagro mayor: he visto desi anecerse mi rencor. Pues bien: esa seducción poderosa que emana d e ella, la ha utilizado con esa anciana malhumorada y siemDre triste. Atraídos p o r el encanto de Laura, los amigos antiguos aprendieron de nuevo el camino de la casa. S e organizaron largas partidas de whist, en las que la ciega no podía tomar parte; pero se hablaba, se leía, se hacía música. Valeria, antes de la llegada de Laura, se aburría después de comer, se acostaba temprano y dormía mal; ahora las noches pasaban sin monotonía; la enferma iba mejorando- La presencia de la señora de Varsange es más eficaz que todos los remedios- -decía el médico, bajo la influencia él también del encanto de L a u r a -E s un hada, no cabe duda. Estas palabras, á menudo repetidas, inspiraron cierto temor á Valeria. ¿No iba esa hada, que había surgido á los pies de su cama una noche de desolación y de aband o n o á desaparecer lo mismo, á huir sin avisar á nadie, como suelen hacerlas hadas? ¿Cómo obligarla á quedarse? ¿Con qué lazos encadenar á esa mujer desinteresada que había rechazado un salario, no aceptando más que el pan de aquella casa? Podía i r s e y esa idea fué para la poore ciega un tormento intolerable; su avaricia capituló. Un día que Laura leía, Valeria la interrumpió: ¿Q u é puedo darle á usted, qué puedo prometerle para que la obligue á quedarse conmigo hasta que t x-