asesinatos
Bretón y el club de los peores filicidas
El doble asesinato de Ruth y José en Córdoba pasaría a engrosar la historia negra de España, de la que 2010 fue el año más sangriento. La doble parricida de Lloret, el asesino de Yecla y la madre de Jaén que ahogó a sus niños en la bañera son algunos de los criminales más deleznables

«El club de los parricidas» es el título que escogió Ambrose Bierce para su obra publicada el año pasado (Editorial Traspiés) y en la que relata cinco casos en el que hijos acaban con sus padres y padres con sus hijos de las maneras más descabelladas. Es ficción, pero la historia negra de España está tejida a base de retazos reales de estas formas inhumanas de acabar con los progenitores y descendientes. Desde octubre de 2011, José Bretón está en la picota como el presunto autor de uno de los filicidios (que es como se conoce cuando el parricidio es contra tu propio hijo) y por partida doble más horribles de ese relato actual. Con el último informe forense, que desvela que se encontraron restos humanos «inmaduros o de corta edad» en la hoguera que él prendió en la finca cordobesa propiedad de sus padres, «Las Quemadillas», Bretón podría encabezar hoy este club de los filicidas en España. Y el mundo.
Uno de estos casos resquebraja a la sociedad y deja sin posibilidad de entendimiento ninguna fría estadística. Por ejemplo, las que anualmente brinda el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, y que dejan patente que 2010 fue uno de los más sangrientos en lo que se refiere a asesinatos de menores en España. Ese año, 23 personas, entre ellas 19 bebés y niños (o 21 menores de edad) se dejaron la vida en manos de sus padres. Entre 1990 y 2011, fueron 246, computando también aquellos bebés que se abandonaron y murieron y a los que se mató de forma directa.
Según los expertos, la mayoría de esos casos es siempre un eco mortal de las situaciones de violencia que se padecen en el seno del hogar y que terminan usando al hijo como arma arrojadiza y poniéndolo en medio del conflicto. Se lleva al extremo y no solo se coacciona y amenaza con el infanticidio, sino que se llega a este punto. Los psiquiatras consultados afirman que hay padres que «presionan» con sus hijos como herramienta para forjar la reconciliación de la pareja, mientras que hay algunos casos que derivan en la muerte del pequeño cuando uno de los progenitores se oponía con demasiada fiereza a su nacimiento. En 2010, fueron once los hijos muertos por un progenitor en plena tormenta de violencia de género. Entre 2004 y 2007, el mismo estudio del Centro Reina Sofía avala que fueron 59 los menores asesinados en el estallido de violencia familiar, 48 apaleado por alguno de aquellos que le dieron la vida.
En 2010, 11 niños murieron a manos de su progenitor en un contexto de violencia
Entre este reguero de sangre «cercana», hubo casos en España que estremecieron al mundo entero.
En mayo de 2005 , la localidad alicantina de Elche despertó conmocionada por el triple homicidio registrado cuando J.M . se presentó en su casa, con una mezcla de drogas y alcohol, para asesinar con crueldad a su mujer y sus dos hijos de 6 y 2 años. El mismo asesino confesó a la Policía que se ensañó con ellos con un martillo y los golpeó hasta matarles. En la casa aparecían los cuerpos sin vida de Teresa y su hija mayor sobre la cama de matrimonio, el pequeño fue encontrado en su cuna.
Más recientes son los episodios indescriptibles vividos en mayo de 2007. Un hombre de 32 años, F.J.C. fue condenado por matar a golpes a su hija de 15 meses en la bañera. También asesinó a su mujer en un hotel de Madrid. El padre declaró que la niña se le resbaló de las manos, aunque poco después se derrumbó y reconoció «fracturas» ocasionadas por golpes y por lanzarla contra la pared.
Los casos más estremedores
Una de las tragedias más escalofriantes aconteció en febrero de 2008 en el pueblo navarro de Mutilva Alva, donde la madre de dos niños de 3 y 7 años les proporciona unos medicamentos que les conducen a la muerte. Ella, que responde a las iniciales de A.J.M. , estaba en tratamiento psiquiátrico, confesó que se encontraba muy dolida por el divorcio de su pareja y que había volcado su pesar contra los niños. Esta mujer trató de acabar con su propia vida tomando monóxido de carbono.

Ese mismo mes, un italiano de 49 años en Adeje, Tenerife, protagonizó una de esas entregas de la novela negra española. P.M.C. mató a su pareja, acabó con sus dos hijos de 4 y 7 años y se cortó las venas de manera expeditiva.
En Yecla (Murcia), todavía recuerdan conmocionados cómo J.P.V ., de 43 años, puso fin a su familia entera en julio de 2008: acuchilló a su esposa y a sus hijos de 6 y 4 años respectivamente. Luego se descerrajó un tiro en la sien.
2010, año maldito
El año maldito de 2010 proliferaron estos escabrosos casos: M.G. asfixió a su hija de 4 años en Almería; en Zaragoza U.S.A. también apuñaló a su mujer y al bebé que tenían. Pero fue el caso de la parricida de Lloret -juzgado recientemente con condena incluida- el que sobresaltó a todos los ciudadanos: L.A.S. , de 43 años, mató a sus dos hijos, un bebé de 11 meses y una niña de 5 años. Los asfixió en el hotel Miramar de Lloret de Mar (en Gerona) y admitió haberlos matado por miedo a perder la custodia a manos de las autoridades británicas, que acababan de arrestar a su pareja, uno de los pederastas más buscados en aquel país. Se tomó la justicia por su mano, como también lo hizo F.S.M. , de solo 22 años, que mató a sus dos hijos gemelos recién nacidos en un piso de Nou Barris de Barcelona. Cataluña fue el escenario también de un apuñalamiento de dos niños de 2 y 6 años en Tarragona en noviembre de ese año 2010. Los cuerpos de los bebés y su madre fueron encontrados en la bañera ahogados y se responsabilizó a su padre, un ciudadano marroquí que tenía una orden de alejamiento de su familia desde 2009.
José Bretón no encajó la separación de Ruth, como en otros casos de filicidas
José Bretón y Ruth Ortiz habían puesto fin a su matrimonio en los estertores del verano de 2011. Al parecer, él no lo digirió y podría haber volcado su ira en un «horno crematorio» de 800 grados contra sus dos pequeños. «He matado a mis dos niños» fue el mensaje escrito que dejó una divorciada que no asumía el proceso de separación en Valladolid y que apuntó adonde más le dolía a su exmarido. Un niño de 9 años y una niña de 11 perecieron en su manos en diciembre de 2010.
En agosto de 2011, La Coruña amaneció consternada. El padrastro de dos gemelos de 10 años fue detenido acusado de haber apaleado con «un objeto contundente» como un bate de béisbol a los hijos que había adoptado mientras la madre trabajaba en un bar.
Antes de saltar al rondo del noticiero diario el «caso Bretón», una mujer ocupó la actualidad en Jaén tras haber ahogado a sus dos hijos, que tenían 11 y 3 años, en la bañera de casa. El primogénito de los niños había alertado poco antes a su padre de que su madre se encontraba muy nerviosa y sufría depresiones.

2011 se cierra con un último episodio que invade de pundonor y rabia a las Islas Canarias: en Tenerife se encontraron los restos mortales de dos niños que llevaban varios días muertos. La madre se inculpó a las 24 horas, mientras que su pareja y padre del más pequeño, de 5 años, fue acusado de inductor del crimen.
Este año el crimen más atroz lo encontramos en Inca (Mallorca), donde un jubilado, M.H.T. ahorcó a su hijo de 5 años y después acabó con su propia vida. La esposa y madre se encontró con su marido ahorcado en el hueco de las escalera de la casa y a su pequeño con otra cuerda de rafia colgada desde la tubería del agua en el cuarto de baño.
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