La subida del paro termina de empeorar la imagen de Hollande
El presidente se halla en vísperas de una segunda vuelta de las elecciones Municcipales que no le auguran buenos resultados

Las últimas cifras del incremento del paro han caído como una tormenta de pedruscos contra la credibilidad de François Hollande y su Gobierno, en vísperas de la segunda vuelta de unas elecciones municipales que se temen catastróficas para los candidatos socialistas, el domingo.
El presidente Hollande había prometido de manera muy particularmente solemne que el paro comenzaría a bajar a finales de 2013, a los dieciocho meses de su elección, el mes de mayo de 2012. A lo largo del otoño pasado, Hollande insistió en su convicción personal: «A finales de año, comenzarán a verse los resultados de nuestra política, con signos de recuperación».
Seis meses más tarde, las estadísticas se suceden de mal en peor.
Cuando Hollande se disponía a recibir a Xi Jinping, presidente de China, en el Elíseo, para anunciar la firma de grandes contratos que permitirían crear empleo, gracias a las inversiones chinas, las agencias lanzaron con mucho ruido las últimas noticias del incremento del paro.
Trimestre negro
Tras un trimestre negro, las últimas cifras son igualmente desastrosas: 31.500 nuevos parados, el mes pasado. El paro francés asciende a los 3.350.000 personas sin empleo. La promesa esencial del candidato Hollande se derrumba en el momento electoral más delicado: a tres días de una segunda vuelta electoral que se teme catastrófica.
El candidato Hollande había prometido, durante más de doce meses, que su política permitiría hacer retroceder el paro. Elegido presidente se obstinó en repetir una y otra vez la fecha fatídica: «A finales de 2013 se verán los resultados de nuestra política, con un cambio de tendencia».
Ha ocurrido exactamente lo contrario. El paro está creciendo ahora más rápido que hace un año.
François Hollande había prometido una gran negociación nacional entre el Gobierno, la patronal y los sindicatos, con el fin de poner en práctica un pacto de solidaridad nacional, creador de empleo. Las negociaciones se han prolongado. Y el pacto está muy lejos de poder dar resultados. Hollande había prometido bajar los impuestos a las familias. Pero esa promesa choca con los 65.000 millones de recortes presupuestarios igualmente anunciados en los próximos tres años.
Ante la segunda vuelta de las elecciones municipales, el domingo, la noticia del incremento del paro barre con su tormenta de granizo las maravillosas nubes de lejanas promesas incumplidas, iluminando un inquietante paisaje de crisis e incertidumbre, nada favorable al entusiasmo electoral.
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