poster Vídeo
<div class="marca">El consumo medio real puede bajar de 6 l/100 km a velocidad moderada, una marca muy buena.</div> <div class="autor"> </div>
BMW

Audi A8 3.0 TDI quattro Tiptronic, no hace falta más

Hay un A8 con propulsor de gasóleo de 4,2 litros y 351 CV, pero a la vista de las posibilidades del diésel de «acceso», que libera 250 CV y sobre todo un par máximo de 550 Nm, nuestra conclusión es clara: tiene la fuerza adecuada para todo uso a cambio de un gasto muy austero para su potencial.

e.c.
madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Valorando el despliegue del A8 cuesta decidir, como a veces se acostumbra a hacer, si es mejor un BMW o un Mercedes-Benz equivalentes (Serie 7 y Clase S, respectivamente). En la práctica, son equiparables. Incluso alternativas como los modernos Lexus LS600h y Jaguar XJ se encuentran a estas alturas en una plenitud similar.

El abanderado de los aros sigue estando, como en las 2 generaciones previas, fabricado en aluminio (como el XJ) para, en lo posible, ajustar tara, pese a todo, de casi 2 toneladas en la versión que nos ocupa con la carrocería estándar de 5,14 metros de longitud (la versión alargada, unos 9.000 euros más cara, crece hasta 5,27 metros).

A estas alturas, reseñar que se trata de un automóvil extraordinario es innecesario por sabido, pero merce la pena detallar algunas de sus características y tecnologías.

Por ejemplo, puede contar con casi todas las ayudas electrónicas a la conducción y de confort imaginables: control de velocidad inteligente ACC, airbag en todas las plazas laterales (también traseras), alertas por cambio involuntario de carril, obstáculos en los ángulos muertos al adelantar y proximidad excesiva al vehículo precedente (las 3 juntas por 3.475 euros), dirección dinámica (1.615 euros, varía la desmultiplicación para girar menos el volante llevando las ruedas de tope a tope), asientos delanteros con masaje y climatización (2.000 euros), sofisticados faros con LED para todas las funciones (cuestan 2.235 euros, suman haz direccional e intensidad variable según la climatología, y van de maravilla), luz ambiental de distintos tonos, diversos tapizados de cuero para elegir, audio Bang&Olufsen... Y así hasta configurar un vehículo sin igual a la medida del cliente, pero sobre todo a la medida del «bolsillo» del cliente.

Ni que decir tiene, sus dimensiones (casi 3 metros entre ejes) determinan un habitáculo amplio y espacioso, aunque el diseño del asiento trasero desaconseja un tercer ocupante central, que en todo caso tendrá que vérselas con un abultado túnel e transmisión y con una plaza dura y estrecha. Sobre el maletero, alberga rueda de repuesta tipo «galleta» bajo el piso y ofrece una cavidad amplia, accesible (el portón puede ser motorizado) y diáfana de 510 litros, suficientes para un equipaje normal.

En marcha, la versión analizada, el diésel más accesible con 250 CV/550 Nm (común a otros muchos Audi), tracción permanente a las 4 ruedas quattro mediante diferencial central Torsen y cambio auto secuencial (con convertidor hidráulico de par) ZF de 8 marchas, evoluciona de maravilla. Habrá quien estime que su potencia es escasa, sobre todo a la vista de los 351 CV deel también diésel A8 4.2 TDI, pero se equivocará, porque éste empuja con fuerza, de forma lineal y con decisión, permite adelantamietos frugales y aceleraciones parejas: ahí quedan sus 6,1 segundos en el paso de 0 a 100 km/h para demostrarlo.

Y todo a cambio de un contenido consumo medio homologado en 6,6 l/100 km, factible en la práctica e incluso aminorable con una conducción moderada. Para hacerse a la idea, con un tanque de 90 litros la autonomía puede superar por mucho 1.000 km entre repostajes.

Otra virtud indiscutible es la facilidad de conducción que ofrece. Con frenos mordaces y pisar aplomado y predecible, permite variar a voluntad la respuesta del motor y la suspensión (más vivaz, más o menos régida), la resistencia de la dirección y hasta el ajuste del cinturón de segridad, si la apuesta pasa por una conducción dinámica, pero sobre todo hace sentir como si se llevase toda la vida a sus mandos, una ventaja que Audi extrapola a toda su gama. Además, la tracción quattro es otro acierto para neutralizar desmanes del par motor, asegurando un agarre fabuloso.

El puesto al volante es, sin duda, uno de los mejores en el mundo de los cuatro ruedas, con una vigilada ergonomía que facilita encontrar la posición perfecta con independencia de tallas y envergaduras, un práctico e intuitivo diseño parejo al visto en el último A6 (aunque hay «mil» botones a los que habituarse para dominarlos en plena marcha), y una calidad constructiva que no admite tacha y se sitúa al nivel, por ejemplo, de Bentley (propiedad del consorio Audi-Volkswagen). Así que, como cabe pensar, el confort de marcha va a la par, sobre todo porque la insonorización es magistral, hasta el punto que en marcha es imposible discernir si se conduce un diésel o un gasolina.

Ver los comentarios